El 18 de octubre del presente año se convoca a elecciones para designar Presidente, Vicepresidente de la República y a quienes integrarán la nueva Asamblea, la campaña arrancará el 3 de enero de 2017, estamos a las puertas para que el pueblo ecuatoriano respalde el modelo de gobierno de la Revolución Ciudadana o apoye la restauración conservadora.
Las cartas están por lanzarse, pero la población -en su mayoría- parece todavía no percibir lo que se está dando o se dará en el transcurso del presente y próximo año. Las elecciones de primera vuelta serán el 19 de febrero de 2017, tres días después de concluida la campaña. El 10 de marzo iniciará la nueva campaña con los candidatos que queden para la segunda vuelta, campaña que durará hasta el 30 del mismo mes. Al otro día (31 de marzo) en todo el país se pondrá en práctica el voto en casa para quienes estén imposibilitados de trasladarse a la mesa a cumplir su deber cívico.
Como se ve, todo está planificado, lo que todavía no están claras son las candidaturas. Consecuentemente, los líderes políticos deben proceder responsablemente priorizando los intereses del país frente al futuro que se viene. Y antes que responder a egoístas afanes de ser candidatos, ya deberían decidirse y escoger a los cuadros que participarán en los comicios venideros. Por ejemplo, el movimiento Alianza PAIS (AP) debería resolver si impulsa o no la recolección de firmas promovida por un grupo de jóvenes que con gran respaldo popular aspiran a que se den los pasos constitucionales y legales para que sea candidato a la reelección el actual Presidente de la República, lo que nos parece estratégica e históricamente correcto, si es que se entiende con claridad el proceso de cambios y transformaciones en marcha, así como el alcance nacional e internacional del liderazgo de Correa. Si no es así, resulta procedente no convocar a las primarias, porque, con buen sentido, bajo objetivos y metas patrióticas comunes, hay que conformar un binomio común que garantice la continuidad del proceso.
No hay que dar lugar a la estrategia que está montando la derecha de impulsar las anunciadas primarias y aprovecharse de ellas para dimensionar la división que puede presentarse no solo en el seno del movimiento oficialista, sino en la gran cantidad de simpatizantes no afiliados de los distintos rincones del país.
En política, pactar o ceder en función de los intereses colectivos no es perder, con inteligencia significa avanzar, triunfar. Vista así la coyuntura electoral, sería ideal y altamente positivo que nuestro querido exvicepresidente Lenín Moreno, cuyo humanismo y lealtad a los principios del proyecto de cambios y transformaciones están demostrados, en un acto estrictamente político y de visión futurista, pensando en la rigurosa arremetida neoliberal nacional e internacional que se avecina, pida a su amigo Jorge Glas Espinel sea el candidato a la Presidencia de la República y lo acompañe en un binomio popular de lujo Glas-Moreno, propio de las circunstancias históricas que reclaman estar en todas partes.
El humanismo pleno de sublimidad, siempre demostrado por Moreno cuando acompañó al presidente Correa, ayudó muchísimo en las políticas públicas-sociales a favor de los discapacitados, de la gente de tercera edad, de los niños, de los jóvenes y de los distintos grupos vulnerables, hecho que es reconocido tanto en este país como a nivel internacional, lo que se puede repetir. El planteamiento está expuesto y las elecciones se ganan, tomando decisiones, previas deliberaciones que son propias de la gente de bien que forma parte de los principales cuadros que lideran AP, así como de los que aparecen como potenciales candidatos presidenciales, incluso la sugerencia podría partir del propio exvicepresidente o del mismo líder nacional de PAIS.
Ab. Francisco Benítez Luna