Para el sistema capitalista el dinero es el valor más importante de la sociedad. La persona es valorada según su rendimiento económico. El dinero vale más que el ser humano, ya que es el dios del capitalismo; por eso la economía capitalista lleva a la lucha por ganar más y más y se educa por y para el dinero mediante leyes económicas inhumanas e inmorales, creando un enriquecimiento de pocas personas que motiva la pobreza general de todo el pueblo.
Cuando existe un socialismo auténtico, el bien común, el del pueblo va creciendo, llegando a experimentarse que la sociedad es como una familia (para los cristianos los seres humanos somos hijos de Dios Padre).
El comunismo nació ateo porque históricamente el cristianismo en Europa, desde el año 313 dC. vivía una realidad “no cristiana”, con una práctica “no evangélica”, abundando la desigualdad, la guerra y la imposición de una pobreza creciente, fruto del aumento del poder y la riqueza de los grupos dominantes.
Sabemos que el sistema injusto causó la muerte de Jesús porque con los valores que practicó junto a sus discípulos buscaba la vivencia de la fraternidad.
Este fue el anhelo, ilusión y dificultad práctica del primer intento comunista. Vivir en comunión, dignamente y con respeto, en una igualdad de hecho y de derecho. El objetivo comunista era conseguir una vivencia social justa, respetando la dignidad humana y la equidad de los grupos sociales de acuerdo a su situación histórica y social.
José Antonio Casasola