Habida cuenta del fortísimo sismo ocurrido en nuestro país, se hace necesario revisar el olvidado o subutilizado Proyecto Radius que se dio en 1999, luego de 18 meses de estudio a raíz del terremoto de Bahía de Caráquez en 1998. Dicho proyecto fue patrocinado por la Municipalidad de Guayaquil con el aval de las NN.UU., Geo Hazards International y la UCSG., bajo la dirección del Ing. PhD Jaime Argudo R. Los objetivos básicamente fueron: 1.- Pronóstico de lo que podría ocurrir en Guayaquil ante un sismo de gran magnitud. 2.- Qué hacer ante este evento. 3.-Concienciar a la ciudadanía y mitigar daños. 4.-Integrar a la comunidad para que participe en actividades preventivas y aplicación de normas constructivas.

Es sumamente oportuna esta revisión por cuanto -curiosamente- el análisis se fundamenta en las repercusiones en Guayaquil de los sismos con epicentro en la zona norte de Manabí, como el que se dio en 1942 y que fue de magnitud 7,9 a 25 km de profundidad, a las 21:00, aproximadamente, luego en 1998 con magnitud 7,1 y profundidad de 27 km a las 13:50 y el actual que fue de 7,8 a 20 km de profundidad y a las 18:58 (todos superficiales). Tal como en aquella ocasión la onda sísmica a 200 km, aproximadamente, se reprodujo de manera considerable y, según cierta teoría, se podría magnificar la vibración por cuanto tenemos un suelo suave de arcilla blanca, como en el centro de la urbe, donde justamente se da la mayor concentración de edificaciones de considerable esbeltez. Se presume -además- la temible ‘licuefacción’ del suelo blando ante la presión, perdiendo su capacidad portante. Si a esto se suma el componente constructivo deficiente y la precaria atención a normativa sismorresistente, tenemos un escenario con pronóstico nada halagüeño, como lo recoge la prognosis final del proyecto. Podemos colegir que estamos asistiendo ya al tercer evento sísmico de similares características y peligrosidad.

El balance sería de unas 22.000 víctimas mortales, aproximadamente, solo en el casco central (Fuente: Proyecto Radius /99). Se establece, además, que aparte del centro existen otras zonas vulnerables, como son: Al norte, Urdesa, Kennedy, Miraflores; y al sur, alrededor de la calle 25 de Julio hasta Puerto Marítimo (suelo blando de antiguo manglar relleno); además, la zona de La Puntilla-Samborondón con arenas saturadas muy vulnerables. Otro detalle curioso es la advertencia que se hace en aquel proyecto (Pg. 46), en relación a la fragilidad que presentan los pasos a desnivel, referida a “Trabas sísmicas y juntas mal diseñadas”, siendo que -al parecer- ahora se dio un colapso por aquello. Además, se hace notar la vibración exagerada del suelo ante el solo tránsito de vehículos pesados.

Finalmente, reiterar la importancia de retomar estos referentes científicos, como el Proyecto Radius, para beneficio de la comunidad y destacar que los terremotos no matan, lo hacen los factores negativos antropogénicos (generados por el hombre) al momento de construir edificaciones fuera de normativa y con acciones subestándares que originan tragedias. El planeta, como un ser vivo, se manifiesta en constante dinamia desde el Pangea a nuestros días. Y si agregamos a esto la recurrente agresión al medio ambiente tendremos a ultranza reacciones negativas de toda índole y en todo lugar, por parte de la madre naturaleza. Por todo aquello amerita una real toma de conciencia y rectificaciones. (o)

Arq. Galo Burbano Gutiérrez