“Fui a México a recuperar mi récord sudamericano en los 50 km marcha que perdí en septiembre del año pasado, pero conseguí otro premio: la clasificación a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

Mi tiempo no fue el mejor: 3 horas, 50 minutos y 34 segundos, pero estoy feliz por el vicecampeonato en la prueba de Chihuahua (México) y por mi clasificación a la Olimpiada. Felicité al mexicano José Leyver por su triunfo en 3h50m14s.

Yo fui mentalizado, a la primera etapa del Circuito Internacional de Marcha 2015, en recuperar algo que me perteneció por alrededor de 3 años. Desde 2011 yo era el más rápido en los 50 km marcha de Sudamérica, con tiempo de 3h49m26s. Pero hace 6 meses, en una competencia de Nueva York, el colombiano James Rendón cronometró 3h47m50s.

La diferencia es que Rendón lo hizo -el récord- al mismo nivel del mar. Yo en cambio, lo hice a más de 50 metros de altura, en el Mundial de Daegu, Corea delSur. No me estoy quejando, pero preciso las diferencias entre ambas marcas.  

Antes de mí, el que ostentaba la mejor marca en Sudamérica era el también colombiano Rodrigo Moreno (3h52m07s), entre 2007-2011.

Llegué a la ciudad de Chihuahua, el Estado Federativo de México, una noche antes de la carrera. Me había preparado de la mejor manera, sentía que podía bajar las 3 horas y 47 minutos de Rendón. Pero también era consciente de que en la prueba iban a estar los mejores, no solo del continente, sino del mundo.

El mexicano Omar Zepeda, quien se ubicó quinto en la pasada Copa Mundo, era uno de los favoritos a ganar en Chihuahua junto al australiano Jared Tallent. A ellos veía más difícil que José Leyver, quien al final fue el vencedor con 3h50m14s; fue tan apretada la carrera que apenas me sacó 20 segundos de diferencia, y lo hizo en los últimos metros antes de llegar a la meta.

Y es que si tal vez no me hubiesen amonestado durante los primeros kilómetros, creo que a lo mejor y me arriesgaba a pelear el título.

A los 5 km recibí mi primer llamado de atención porque según un juez me vio caminando y marchando por un rato. Después, cuando ya habíamos superado los 12 km de recorrido, volví a ser amonestado.

Ya con las 2 advertencias de los jueces y sabiendo que una más y me sacaban de la prueba, no arriesgué al final. Temía que diera ‘un paso en falso’ y me dejen ‘sin pan ni pedazo’.

Mi duelo muy aparte fue con Zepeda. El mexicano estaba peleando el segundo y tercer lugar. Él iba más adelante de mí hasta el km 40. Pero empujé y lo presioné; eso hizo que lo pase ya en los últimos tramos.

Después de que atravesé la meta me di cuenta de que había impuesto la marca A para ir a Río. Eso me hizo cambiar mi forma de pensar, ya que me sentí un poco incómodo por las amonestaciones que para mí no fueron justas. A lo mejor y la primera que me pusieron sí lo era, porque en realidad confieso que salí con mucha energía... a lo mejor y fue demasiada, tanto así que di un mal paso.

Otro factor que no había previsto fue el clima. Junto con mi equipo de trabajo habíamos estimado que sería de 10 y 15 grados centígrados, pero nos topamos con 4 grados.

A pesar de todos esos factores, me siento muy conforme con el resultado y la clasificación a los Juegos Olímpicos. Ahora, iré por mis 2 principales objetivos que me planteé esta temporada: el Mundial de Atletismo, que se efectuará en agosto; y los Juegos Panamericanos de Toronto, en julio.

Tendré una evaluación este 21 de marzo en Eslovaquia. Allí voy a evaluar mi velocidad, no apostaré al nivel competitivo ni iré por medallas. Quiero priorizar mis actuaciones en Canadá y Pekín (China). Es más, por eso durante esta semana solo haré trabajos regenerativos en Cuenca.  

Desde la próxima semana, antes de viajar a la segunda etapa del Circuito Internacional en Eslovaquia, pondremos más énfasis en la pista a mi velocidad. Es algo que debo mejorar y eso también lo sabe mi entrenador Luis Chocho”.