La natación de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 terminó, y lo que vi me hace pensar que las cosas van a ser interesantes en Río de Janeiro dentro de cuatro años.
Me impresionó mucho el equipo femenino estadounidense, porque tiene muchas nadadoras jóvenes que van a tener un gran éxito en el futuro, como Missy Frankin, de 17 años, en espalda y estilo libre, y la especialista en larga distancia Katie Ledecky, de 15 años, que ganó los 800 metros libres.
Ye Shiwen, que ganó las carreras individuales de estilos entre las mujeres, es impresionante, y sólo tiene 16 años. Sun Yang, que ganó el oro en los 400 metros y los 1.500 metros libres, estuvo increíble entre los hombres, y sólo tiene 20 años. Son héroes nacionales en China, y van a inspirar a mucha gente a meterse en programas de natación en ese país, lo cual a su vez va a mejorar su equipo.
Hace 20 años, el equipo de natación chino era muy bueno, especialmente las mujeres, aunque cuestionábamos su entrenamiento entonces. Básicamente desaparecieron durante un tiempo, y ahora han vuelto y esas mismas preguntas están resurgiendo. Pero, desde el punto de vista del rendimiento, China definitivamente es un país a tener en cuenta en la piscina en los próximos años.
Entre los hombres, creo que vamos a seguir viendo a Ryan Lochte, y yo insisto en que Michael Phelps probablemente vuelva, tal vez para nadar por lo menos los 100 metros mariposa. Para alguien que ha tenido tanto éxito como Phelps y que sólo ha conocido la natación, va a ser muy difícil irse. Cuando se incorpore al mundo real, va a tener que competir con gente que no mide el éxito de la misma manera.
No ponen a alguien como Bill Gates en un pedestal y le dan medallas de oro porque su fortuna se ha incrementado en 1.000 millones de dólares. No van a bajar a Mark Zuckerberg del primer al tercer escalón del podium porque han caído las acciones de Facebook. Lo que motiva a ese tipo de gente en el mundo real no es el mismo tipo de premios que recibe un atleta, y es difícil hacer la transición cuando uno está acostumbrado a ese éxito gratificante instantáneo.
En un plano egoísta, me encantaría un regreso de Phelps. Pero si no vuelve deja un lienzo limpio en la mitad de las pruebas masculinas, en las que nos vamos a tener que poner a pensar quién va a ganar, y va a haber nuevos tiempos y caras nuevas y vamos a hablar sobre ésos. Va a ser interesante.
Cuando yo gané siete medallas de oro en Múnich 1972, no fue la muerte de la natación. El hecho de que Phelps haya ganado tantos oros no va a ser la muerte de la natación tampoco.
Cuando yo me retiré, hicieron falta 36 años hasta que otro logró siete oros y uno más. Pero todos los que pasaron después de mí, los Matt Biondis y los Ian Thorpes, son reconocidos hasta hoy como los mejores nadadores de su tiempo.
Después llegó Michael Phelps, pero en 2016, 2020, 2024 habrá otro u otros que reemplazarán a Phelps. Sus records mundiales serán superados, como estamos viendo ya, y una vez que se batan esos records consideraremos a los que los batan los mejores del mundo.
No vamos a olvidar lo que hizo Phelps, como la gente no se olvidó en 36 años de lo que hice yo. Pero no se puede juzgar a alguien diciendo: si no ganas siete oros no eres nadie. No funciona así. Siempre hay un nuevo sabor del mes, y lo habrá también en la natación.