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El Telégrafo

¿Y los prometeos ecuatorianos?

08 de febrero de 2014

Uno de los más significativos avances de la Revolución Ciudadana se da en el ámbito de la educación. La construcción de escuelas del milenio en apartadas y modestas zonas del país procura, en magníficas condiciones, la igualdad de oportunidades para los niños que allí nacen. Ello se refuerza con los centros comunitarios que albergan a los pequeños a partir del primer año de vida, a fin de que sus padres puedan trabajar con tranquilidad pero, sobre todo, para que reciban la estimulación temprana que nutrirá sus cerebros en esa edad clave de su desarrollo futuro. Las réplicas de los colegios más famosos, a la par que proporcionan  la formación educativa a sus alumnos, se constituyen en espacios barriales, en los cuales los adultos acceden a la capacitación tecnológica, hoy indispensable.

Lamentablemente la acogida que reciben no es la esperada. Algunos  no saben a quién contactar ni qué puertas tocar para presentar sus hojas de vida.El salto en la capacitación de los maestros es cualitativo y cuantitativo. Incluso se establecerá en Azogues un centro universitario especializado en la formación docente. Es preciso exaltar el hecho de la oportunidad que se ofrece a quienes se destacan en sus estudios, para que accedan a las mejores universidades del mundo. Cerca de 7.000 jóvenes gozan de tal privilegio, único en nuestra historia. En tiempos de Alfaro hubo un movimiento similar, pero reducido, dadas las condiciones de la época; igualmente, cuánto se benefició nuestro país en las letras, artes y ciencias. Coronando este esfuerzo actual surgió el programa ‘Prometeo, viejos sabios’, mediante el cual nos enriquecemos con la experiencia y talento de expertos extranjeros que nos asesoran en variados campos. Dentro de la Revolución Ciudadana indudablemente vivimos otra revolución: la educativa.

Pero, ¿qué pasa con los ecuatorianos que retornan ilusionados con ofrecer su concurso en el proceso de construcción del nuevo país? Lamentablemente la acogida que reciben no es la esperada. Se me informa sobre la situación de algunos que no saben a quién contactar ni qué puertas tocar para presentar sus hojas de vida, a fin de colaborar en el proceso revolucionario.

A veces se los ‘tramita’, enviándolos de funcionario en funcionario hasta que, por cansancio, optan por retirarse y a veces retornan al lugar donde trabajaban exitosamente. Sus expedientes son magníficos: entre otros, becas Fulbright y Laspau; experiencia en limpieza de ríos y zonas contaminadas, es decir, lo que Ecuador requiere con urgencia.

¿Qué hacer para que no se desperdicie la oportunidad de contar con los ‘prometeos ecuatorianos’?

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