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El Telégrafo

¿Y la Soberanía Turística?

30 de septiembre de 2012

Todos los ecuatorianos estamos convencidos de que las Galápagos son nuestras, al menos nosotros elegimos y designamos sus autoridades políticas y militares; pero en el plano turístico, las Galápagos desde que se dieron a conocer como un formidable atractivo turístico, pertenecen a un grupo de poderosos touroperadores nacionales y extranjeros, que venden y usufructúan nuestras islas a su conveniencia, convenciendo a los sucesivos gobiernos, que tales y cuales son  los conceptos turísticos y de manejo que ahí  establecieron, obviamente en favor de los touroperadores, pero en perjuicio de la soberanía ecuatoriana.

A diferencia de otros países, cuyos valiosos recursos naturales son promocionados y comercializados en el  extranjero siguiendo estrictas normas de imagen y soberanía impuestas por el gobierno e instituciones respectivas, muchos extranjeros comercializan las Galápagos sin siquiera mencionar en sus impresos y publicidades que las islas pertenecen a Ecuador, no están nuestros símbolos patrios, ni la mención del gobierno de turno -por lo menos a manera de información- menos la marca país, lo que  atenta a nuestra soberanía y convierte al archipiélago en mercancía de piratas turísticos que se enriquecen desde hace décadas y las promocionan marginandolas deliberadamente del Ecuador.

Es necesario que las Galápagos pasen a ser parte del Ecuador en la abundante publicidad de las mismas que se imprime y difunde en todo el planeta donde cualquier empresario turístico o hijo de vecino que las visitó, decide hacer dinero trayendo turistas a las islas, sin ningún tipo de control o normativa. Todo  extranjero puede entrar a las islas como parte de un grupo, sin que nos enteremos que está haciendo dinero comercializando nuestro patrimonio natural.

De hecho, cuando decidamos integrar y nacionalizar las Galápagos al Ecuador turístico, deberemos también exigir que todo touroperador cumpla con precisión las normativas de soberanía que en su momento deberemos elaborar, y entre ellas habrá que implantar la obligatoriedad de que por cada noche en las islas se deberá hacer una noche en el continente, lo cual obviamente acarreará una campaña mediática de desprestigio nacional e internacional, de amenazas de retirar a las islas de los grandes y lujosos circuitos turísticos, se promoverá paros locales y se contratará a expertos vociferadores para que ataquen al gobierno.

- Pero si una docena o centena de touroperadores se retiran, habrán mil empresas de todo el mundo haciendo cola por trabajar con las nacionalizadas Galápagos cumpliendo de buena gana nuestros requisitos de soberanía y vinculando las islas al Ecuador en todo su material promocional, lo que evidentemente equivaldrá a 10 años de publicidad adelantada de nuestro país en el extranjero; a la vez que en poco tiempo duplicaremos el ingreso de visitantes a nuestro continente, lo que redundará en una inyección económica de gran magnitud para el país completo.

- Hasta que nacionalicemos las Galápagos, deberemos seguir tolerando que las mismas se comercialicen como unas bellas islas del Océano Pacífico que se venden muy bien conjuntamente con Machu Pichu.

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