Publicidad

Ecuador, 26 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

¿Y la cultura, en la Revolución Bolivariana?

15 de marzo de 2013

La primera vez que recorrí las calles de Caracas en el gobierno del Presidente Chávez me  sorprendió que en los kioscos además de cigarrillos y revistas se vendían ejemplares de El Capital, de Marx; ¿Qué hacer?, de Lenin, y otros numerosos títulos de literatura socialista. Asimismo, la primera recomendación que me hicieron en la Feria internacional del libro fue acudir de inmediato al estand de Venezuela. Efectivamente, se pueden encontrar buenos libros y baratos. Así, por ejemplo, Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño, se lo puede adquirir a 4 dólares. Y lo mismo con ejemplares de la prestigiosa Colección Ayacucho. Este fue, y es, uno de los signos del proceso de la Revolución Bolivariana; tirajes masivos y a bajo costo. Sin embargo, lo que prima son los libros de ensayo y análisis social y político. Y en donde, ciertamente, más importa el contenido socialista que el rigor estético.

Se han creado nuevas revistas, de historia, de ensayo, de literatura y de otras artes, y también nuevas colecciones y editoriales, El perro y la rana, por ejemplo; todos con tirajes de circulación masiva y precios accesibles subvencionados. Esto, vinculado a las políticas educativas y a las misiones que lograron reducir considerablemente los índices de analfabetismo. Se abrieron los espacios de suntuosos teatros y auditorios, como el emblemático Teresa Carreño, en donde ya no se puede únicamente asistir a un concierto sinfónico o de ópera (que casi han desaparecido) sino a cualquier mitin proselitista o exposición colectiva de pintura o hasta de artesanías y chucherías. Se ha dado un gran impulso (quizá lo único que se ha mantenido y potenciado de los años anteriores al régimen del Presidente Chávez), al Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles, bajo la batuta de su gran mentor, el maestro José Abreu. Y que tiene a un director que ha rebasado las fronteras americanas, el consagrado Gustavo Dudamel. Y que, sin duda, constituyen un ejemplo para el mundo.

Si uno quiere, en Venezuela, encontrar arte contemporáneo, nos costará sudar la “pepa gruesa”. Sin duda el discurso socialista se ha impuesto por sobre el arte conceptual y las nuevas tendencias que recorren, en ocasiones, una y otra vez, el mundo.  Todo esto, articulado desde el Ministerio de Cultura, que ahora se llama Ministerio del poder popular para la cultura. Y aquí está la clave: lo popular. Este es el signo que marca toda acción cultural de la Revolución Bolivariana, en oposición a lo burgués y las “élites”. Se han unificado, bajo el paraguas de Sistemas, a los museos, las orquestas y también a los institutos universitarios en la Universidad de las Artes, Unearte.

La Casa del Alba Cultural ha intentado establecer vínculos subregionales e incentivar el intercambio y  proyectos culturales comunes y conjuntos, así  como terminar con la imposibilidad de establecer un circuito de distribución de objetos culturales  (libros, cd, etc.) pero sin éxito. Además, para romper este viejo carácter de insularidad que caracteriza al ejercicio cultural de la región, se han establecido librerías en los propios países. Aunque en Ecuador ni hay Casa del Alba ni Librería del Alba. ¿La razón? Falta de gestión local.

Contenido externo patrocinado