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El Telégrafo

“Willy”, un ídolo para mí

15 de octubre de 2012

El 17 de agosto pasado cumplió 60 años el mejor tenista argentino de todos los tiempos, Guillermo Vilas, un gran campeón, que con su esfuerzo, espíritu de lucha, gran fortaleza física y mental, mucho carisma, un juego muy diferente al que se practicaba a comienzos de los años 70 -con mucho efecto de  top spin, que le daban una consistencia increíble-, revolucionó y popularizó el tenis dentro y fuera de las fronteras de su país.

Desde muy temprana edad, “Willy” comenzó a jugar tenis en el Club Náutico de Mar del Plata; a los 11 años de edad tuvo  su primer profesor, Felipe Locicero; a los 12 ganó su primera medalla, cuando perdió en la final de un torneo interno del club.

Dicen que Guillermo le preguntó un día a Locicero: ¿Cuánto entrenan los mejores del mundo?, 4 horas diarias contestó este... Vilas le respondió: “entonces yo voy a entrenar 6”,  y eso fue exactamente lo que hizo durante toda su carrera,  dedicación y entrega total al tenis.

En 1968 se coronó campeón del Orange Bowl en Miami. Derrotó en la final al mexicano Emilio Montaño. En semifinales había vencido al estadounidense Jimmy Connors.

A los 18 años vivía en Buenos Aires, donde dividía su tiempo entre la universidad, donde estudiaba leyes, y los entrenamientos. A los pocos meses tomó la decisión de dedicarse por completo al tenis.

Fue llamado a formar parte del equipo Copa Davis argentino, debutó contra Chile, justamente en el Buenos Aires Lawn Tennis, su club. Abrió la serie contra Patricio “Pato” Cornejo, al que le ganó los dos primeros sets del partido, pero luego cayó en los tres siguientes juegos. No fue la mejor manera de comenzar su carrera de jugador copero, pero a pesar de su corta edad venció en el otro cotejo al experimentado Jaime Fillol.

La Copa Davis fue parte muy importante dentro de la carrera de Vilas, quien se puso la camiseta argentina en 29 series. Representó a su país durante 14 años, terminó con un registro impresionante de 45 partidos ganados en individuales y solamente 10 derrotas.

Seguramente su mayor decepción en esta competencia la vivió en 1981, cuando Argentina llegó a su primera final  y se enfrentó como visitante en Cincinnati al poderoso equipo de los Estados Unidos en una cancha cubierta muy rápida. Vilas cayó en el primer partido contra John McEnroe, pero José Luis Clerc venció al gran sacador zurdo Roscoe Tanner. Con la serie igualada, Vilas y Clerc estuvieron muy cerca de sorprender a McEnroe y Peter Fleming, la mejor pareja del mundo en ese entonces; Vilas sacó por el partido en el quinto set, que finalmente cedieron 11-9.
A nivel individual, Vilas llegó a su primera final profesional en 1972 en Cincinnati, perdiendo frente a  Jimmy Connors.

En 1973 ganó su primer título venciendo al adversario más difícil que tuvo en su carrera, el sueco Bjorn Borg, en la final en Buenos Aires. Después llegarían 61 títulos más y otras 40 finales.

Ganó cuatro torneos de Grand Slam, el abierto de Australia en 1978 y 1979 -que se jugaba sobre césped en esa época-, Roland Garros en 1977, el US Open en 1977, en una final inolvidable contra Jimmy Connors.

El único grande que le fue esquivo, fue Wimbledon, donde nunca superó los cuartos de final.
Vilas es sin duda el mejor jugador latinoamericano de todos los tiempos, a pesar de que el ránking ATP diga que nunca fue número 1, como sí lo fueron el brasileño Guga Kuerten y el chileno Marcelo Ríos.

Si revisamos los resultados de Guillermo  en 1977, vemos que ganó 16 torneos, entre ellos 2 de Grand Slam -Roland Garros y US Open-, imponiendo así un récord que se mantiene hasta el día de hoy con 46 victorias consecutivas, racha que fue cortada en la final del torneo de Aix-en -Provence en Francia, cuando Ilie Nastase lo venció usando una raqueta con un sistema de encordado que se lo denominó ”spaghetti”, con nudos y sogas que sobresalían y le impartían a la pelota efectos muy raros y exagerados. “Willy” se retiró tras perder los dos primeros sets 6-1, 7-5 -se jugaba al mejor de cinco sets-. Tras este partido, se prohibió el uso de este tipo de encordado.

Después de ese partido volvió a ganar 28 en seguidilla. Sería absurdo pensar que el día de hoy no sería el #1 del mundo con esos resultados, pero eran otros tiempos, los comienzos de la estructuración del ránking. No había la exactitud que proporciona el sistema actual.

De todas maneras, la revista especializada  World Tennis, en su edición de fin de año lo reconoció como el mejor del mundo, con su foto en la portada y el encabezado ”World´s # 1”. Guillermo la exhibe con orgullo en su club Vilas Racquet en Buenos Aires.

Guillermo incursionó en la poesía y en la música. Publicó el libro de poemas ”125“ en 1974 y en 1981 “Cosecha de Cuatro”, que causó malestar en el Principado de Mónaco, debido a la alusión en algunos poemas a su relación sentimental con la princesa Carolina. Escribió también el libro “Quién soy como juego”, en 1976, en el que narraba como entrenaba, sus viajes, triunfos y derrotas. Recuerdo que la dirigencia del Guayaquil Tenis Club nos regaló ese libro a los jugadores juveniles que representábamos al club en competencias nacionales e internacionales y todos lo leímos de principio a fin. Estoy seguro de que todos aprendimos algo de él. En 1991 se convirtió en el primer tenista argentino en ingresar al Salón de la Fama del Tenis, en Newport, Estados Unidos. Vilas se retiró en 1992. 

Actualmente está muy dedicado a su familia, está casado con la tailandesa Phiangphathu Khumueang, de 29 años, y sus tres hijas Andanín de 8 años, Lalindao, nacida en enero de 2010 e Intila,nacida en diciembre de ese mismo año.

El tiempo pasa y los más chicos tal vez no han escuchado mucho sobre Vilas, pero cuando ven a Federer hacer un golpe entre las piernas, de espaldas a la red, dicen: “hizo la Gran Willy” y muchos no saben que se llama así por Vilas, quien fue el primero en utilizar ese golpe.

Guillermo es un inmortal de este deporte y es para los argentinos uno de sus máximos ídolos, junto a Diego Maradona, el boxeador Carlos Monzón y el piloto automovilístico Juan Manuel Fangio. “Willy” es un grande entre los grandes y puedo decir que para mí también fue y continúa siendo un ídolo.

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