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El Telégrafo

Vitrina y desarrollo

11 de febrero de 2014

En la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), José Mujica, al reflexionar (29 de enero) sobre la integración y el desarrollo, advertía que, frente a la realidad de la masificación del conocimiento, la globalización ha creado una gigantesca vidriera con la ilusión de felicidad para que las masas observen las herramientas científicas sin parangón, inventadas para  la tecnificación del desarrollo, previniéndonos que lo bueno viene con lo malo y debemos integrarnos para discernir lo conveniente para nuestro desarrollo, que no solo es sumar riqueza y aumentar consumo, es la lucha por la felicidad lo único trascendente para los seres humanos. No puede intentarse desarrollo contra la felicidad humana.

Hemos vivido más de un siglo mirando para todos lados: Europa, Estados Unidos y casi no nos mirábamos entre nosotros. Es necesario vernos para integrar la investigación y herramientas convenientes para nuestro desarrollo.

Esta lucida intervención de Mujica, plena de sabiduría y experiencia, sugiere la necesidad de revisión de nuestros métodos de investigación para el aprovechamiento de los recursos naturales renovables, los cuales han sido orientados a la obtención de la mayor producción de exportación al menor costo financiero. Los paquetes tecnológicos (máquinas, pesticidas, fertilizantes) empleados con estos fines son importados sin control. En estas condiciones los costos de producción favorecen a los exportadores antes que al de la mano de obra del campesino limitando las posibilidades para el desarrollo.

No existe razón para dudar de la importancia que ha tenido la tecnificación agrícola en el sustancial aumento de la producción, supliendo las necesidades y logrando excedentes para satisfacer las hambrunas que padece nuestro planeta permanentemente en sectores subdesarrollados y eventualmente por desastres naturales.

La investigación de nuestros centros experimentales para la validación de las indicadas técnicas es beneficiosa ahorrando tiempo y las cuantiosas inversiones que han sido necesarias para obtenerlas, pero es necesario para su aplicación investigar su efecto al interior de nuestra realidad socioeconómica y ambiental, reconociendo que nuestra agricultura depende de un numeroso grupo de pequeños agricultores. Y la modernización agrícola puesta a su disposición debe corresponder a su nivel financiero y prácticas limpias, para  evitar la desastrosa contaminación química de nuestro medio ambiente y el desequilibrio económico del campesino.

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