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El Telégrafo

Victoria antiimperialista

29 de agosto de 2012

Ecuador, América Latina y el Caribe, el Tercer Mundo, acaban de lograr una sonada victoria frente a los imperios, con motivo del pronunciamiento de la OEA, en respaldo a nuestro país, por las amenazas del imperialismo inglés, con motivo del exilio concedido a Julian Assange, convertido en héroe de la libertad de información  y  de la libre expresión, que muchos hipócritas que jamás la han reconocido dicen reclamarla de gobiernos democráticos.

La historia nace con los WikiLeaks que crea Assange. Documentos y cables confirman lo que todo el mundo sabía: la perversidad y crueldad de EE.UU. y sus FF.AA. que masacra pueblos y provoca la caída de gobiernos, como Irak, Afganistán, Libia, estando en la lista Siria, Irán; sin olvidar Cuba, Corea del Norte, Venezuela. También quedó al descubierto su labor de sabotaje, espionaje y subversión contra ellos.

Assange es perseguido, se lo acusa de delitos sexuales, los procesos no son claros; huye de Suecia a Inglaterra; termina exilándose en la embajada de Ecuador. Rafael Correa le concede el exilio y el imperio amenaza con apresarlo,  penetrando en ella y advierte con violar los acuerdos de Viena de 1961, para extraditarlo a Suecia. Ecuador protesta y concita amplio apoyo internacional.

Se pronuncian los países de la ALBA, Unasur y luego la OEA en pleno, sin Canadá y EE.UU., por cierto, que aducen cualquier cosa para favorecer la política imperialista. Un triunfo diplomático contundente. Una victoria antiimperialista.
Estamos en tiempos nuevos. Ya no se acepta la política colonial, nuestros pueblos se unen, los gobiernos democráticos responden, quedan atrás esas prácticas diplomáticas imperiales, que concitan repudio.

Ecuador ha contribuido a ello con su política internacional soberana y digna, que ha logrado refrescar el derecho de los pueblos a que se respeten las sedes diplomáticas y la obligación de los Estados de no invocar normas de derecho interno para justificar el incumplimiento de sus obligaciones internacionales.

El caso Assange se lo ha dimensionado en justos términos, es el derecho a la vida, son los derechos humanos, es la soberanía de los pueblos. Así no lo han visto los de la oposición, ni los empresarios retrógrados, ni la gente de mentalidad retrógrada, que argumentaron que no se podía enfrentar a la potencia imperial, que al fin ella inventó el fútbol y que su ira provocará que sus socios de la Unión Europea nos castiguen comercialmente, que EE.UU. no nos renovará los Atpdea, otra vez los benditos aranceles; en suma, que hay que someterse y que la vida de un hacker no merece tal escándalo, que Correa debe retroceder; en fin, tantas barbaridades.

No faltaron los analistas de tercera, los esbirros y testaferros, los de la prensa amarilla, que una y otra vez, con todos los tonos y estilos, una vez más, nos han llenado de vergüenza internacional con sus criterios, propios de los viejos tiempos de entrega y sumisión. Han sido derrotados. La resolución de la OEA, otrora Ministerio de Colonias de EE.UU., muestra tiempos revolucionarios en la región, recrea la idea de la Patria Grande de Simón Bolívar.

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