En la VI Cumbre de las Américas (Colombia, 14-15 de abril) era inevitable la referencia a dos temas: la reivindicación argentina sobre las islas Malvinas y la exclusión de Cuba.
Las Malvinas fueron ocupadas por Gran Bretaña desde 1833, imponiéndose sobre un territorio que desde entonces Argentina ha continuado reclamando como suyo. Pero en 1982 las Malvinas fueron retomadas por la sangrienta dictadura militar presidida por Leopoldo Galtieri. La reacción británica, encabezada por la primera ministra Margaret Thatcher desató la “Guerra de las Malvinas”, que concluyó con la derrota argentina y la posterior caída de la Junta Militar que gobernaba.
A pesar de la existencia de un Sistema Interamericano de Defensa que comprometía la unidad de los países del continente, los EE.UU., presididos por Ronald Reagan, apoyaron a la Gran Bretaña, como también lo hizo Chile, gobernado por otro régimen sanguinario: el de Augusto Pinochet. En cambio, América Latina volcó su apoyo a la Argentina. Y desde entonces el problema subsiste. Desde luego, bajo condiciones distintas a las del pasado, pues América Latina es hoy absolutamente consciente del apoyo a la soberanía argentina sobre Malvinas.
El caso de Cuba es distinto. Su independencia en 1898 frente a España, mediatizada por la intervención norteamericana, debilitó su libertad y su soberanía. Al dominio de la poderosa oligarquía cubana se unieron las frecuentes intervenciones norteamericanas para salvaguardar sus intereses en el Caribe y en la isla; y, a fines de los años cincuenta del pasado siglo, la captura del poder por Fulgencio Batista (1952-1959), sanguinario dictador al servicio de la oligarquía cubana y del imperialismo norteamericano.
El triunfo de la Revolución Cubana (1959) desencadenó la “guerra fría” anticomunista en América Latina, promovida por los EE.UU., quienes lograron, en la década de los sesenta, el bloqueo continental contra la isla, que incluyó su expulsión del Sistema Interamericano.
También hoy las condiciones son distintas a las del pasado. No solo existen 20 resoluciones de las Naciones Unidas que condenan el bloqueo norteamericano, sino que América Latina, desde hace años, ha recobrado las relaciones con Cuba. A propósito de la VI Cumbre, se evidenció una América Latina que juzga intolerable el bloqueo a Cuba, con lo cual va quedando aislada la caduca diplomacia de los EE.UU. frente al pueblo cubano, que ha resistido ejemplarmente el asedio.