No han cambiado… Hace unos días se publicó la lista de los movimientos y partidos políticos que solicitan su reconocimiento al Consejo Electoral para poder presentar candidatos en las próximas elecciones presidenciales. Son 42 agrupaciones que se postulan. Tal cantidad da vergüenza. Mientras en Estados Unidos -lo que es otra vergüenza politiquera- están solo 2 partidos políticos… ¡aquí hay 42!
¿Por qué motivos será así? Parece que la cultura política es muy baja en los que nos quieren gobernar. No hemos salido del caudillismo que no está interesado en fomentar una conciencia política mayor en todos los ciudadanos. ¿Quiénes están haciendo formación política amplia entre los sectores populares? Mueren partidos que cavaron su propia tumba y nacen otros que siguen el mismo rumbo.
La Asamblea Legislativa es, tal vez, la institución que repite los años oscuros del peor neoliberalismo que hemos conocido: peleas, componendas, protagonismo personal, aprobación por el ministerio de la ley… La dinámica de la Asamblea Constituyente había creado un escenario de participación organizada que se quedó enterrado al salir de Montecristi.
¿Cuándo nos dedicaremos a formarnos políticamente para dejar de ser ciudadanos de tercera categoría que no tienen más remedio que seguir al que más fuerte grita? ¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que otros nos van a salvar porque nos presentan soluciones mágicas a nuestros problemas centenarios? ¿Vamos a continuar dando nuestro voto a aquel que nos lanza una gorra, una camiseta o una funda de víveres de sus empresas? ¿Cuándo dejaremos de tender la mano para que nos regalen servicios básicos y derechos humanos sin tener que luchar dignamente para alcanzarlos?
Una revolución se mantiene si los ciudadanos la asumen y la defienden. Una revolución progresa cuando todo un pueblo se moviliza organizadamente para mantenerla viva y creativa. Una revolución crece cuando sus autoridades aprenden de las organizaciones sociales. Una revolución progresa cuando elige a sus representantes a todos los niveles para que hagan lo que el pueblo les encarga. ¿Cómo barrer a este sinnúmero de falsos salvadores de la patria que nos tratan como borregos y burros de carga?
Jesús nos advirtió, pero preferimos mirar novelas, divertirnos locamente o emborracharnos cada fin de semana y luego lamentamos y criticamos a las autoridades que no sabemos elegir correctamente: “Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de los espinos ni se sacan uvas de las zarzas”.