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El Telégrafo

Vayamos hacia la banca pública

11 de diciembre de 2012

Algunas de las funciones de los bancos, como las de guardar fondos, prestar dinero y garantizar préstamos, así como el cambio de monedas, pueden ser rastreadas hasta la antigüedad.

En la Edad Media hubo renombradas familias de banqueros, como los Medici, de Florencia, que prestaban dinero y financiaban el comercio internacional. Y la orden militar y religiosa de los Caballeros Templarios, que desapareció por la acción conjunta del rey de Francia, Felipe IV el “Hermoso”; el papa Clemente V y los dominicos, fue propietaria de bienes de gran valor, y se encargaba de transportar dinero de un país a otro.

Pero fue con los orfebres ingleses del siglo XVII que empezó a conformarse la banca contemporánea, al descubrir que bien podían prestar parte del oro que guardaban por encargo de otras personas, a cambio de un instrumento negociable o pagaré, y de la devolución de lo prestado más el interés acordado. Los primeros bancos modernos aparecieron durante el siglo XVII: el Riksbank de Suecia, en 1656, y el Banco de Inglaterra, en 1694.

No está claro cuándo empezó la mala costumbre de que los gobiernos debían salir presurosos a salvar de la quiebra a los bancos privados, con dinero de los contribuyentes. Pero sí sabemos que en 1995 el Banco de Inglaterra se negó a ayudar al quebrado Banco de inversiones Barings, demostrando con ello que no existe la obligatoriedad de salvarlos.

Es digno de resaltar la actitud de los islandeses, que cuando supieron que los bancos habían invertido sus dineros en productos de alto riesgo con entidades financieras británicas, decidieron, con toda razón y derecho, que los errores de los malos banqueros no podían bajo ninguna circunstancia obligar a un país entero, y resolvieron no pagar la parte especulativa de la deuda de los bancos de Islandia.

Y no invertir en productos de alto riesgo hace que le vaya muy bien al Banco de Dakota del Norte (BND, por sus siglas en inglés), que es un banco público. Dakota es el único Estado de los Estados Unidos que tiene un banco público.

La razón fundamental por la que el Banco de Dakota del Norte logró superar la crisis de forma adecuada se debe a que sus empleados no tienen incentivos (bonus) que cobrar. Este hecho tiene una importancia decisiva en el éxito económico del Estado de Dakota del Norte, que tiene el desempleo más bajo, el mayor superávit fiscal y el menor número de quiebras bancarias en EE.UU.

La razón del éxito de la banca pública está dada porque no desvían  el dinero público hacia instrumentos especulativos, ni a industrias privadas foráneas que compiten con la industria local, reutilizando esos ingresos para crear empleo y estimular las economías domésticas.

Al desaprensivo lector que considere que ir a la banca pública es una propuesta que solo puede provenir de sectores de extrema izquierda que están contra el sistema, le recuerdo que hoy es un debate recurrente en los medios de comunicación estadounidenses, y que prestigiosos economistas, como el Premio Nobel Joseph Stiglitz, la proclaman y defienden.

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