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El Telégrafo

Vas a hacernos falta Roberto!!!

06 de diciembre de 2012

Por alguna extraña razón, mientras caminaba rumbo al podium, solo atinaba a pensar en los reporteros locales de radio. Tratando de no tropezar con nada en la oscuridad del pasillo que llevaba al escenario del teatro Centro de Arte, llegué al tablado donde recibiría un premio ITV y lo primero que acerté a decir fue que dedicaba el premio a cada uno de los reporteros radiales del Ecuador, al esfuerzo que hacen de manera radical en cada jornada de trabajo, alejados de su familia, con salarios básicos y trato nada exclusivo.

Hasta la fecha me pregunto qué me dio por dedicárselo a ellos. Ese año, 2001, el premio ITV todavía no había extendido sus horizontes a la radio local, no los premiaban. Nervioso, tratando de ser coherente con aquel discurso improvisado, la imagen de Roberto Meza era la figura fija de los reporteros radiales que transitaba a toda velocidad por mi cabeza. Si bien somos de la misma jauría, al reportero radial todavía no se lo asciende oficialmente a una categoría superior de respeto.

En abrumadora mayoría, son los que para viajar a coberturas fuera de sus ciudades de trabajo toman bus, no avión.
Los viáticos que llevan a los viajes corresponden a una exhaustiva investigación de quien los entregó. Antes de entregar el dinero a algún reportero, esta persona revisó minuciosamente los precios de almuerzos en el lugar de destino y una vez encontrado el más barato y perruño, optó por fijar esa cifra como viático de cobertura.    

El hotel donde se hospedarán también ha sido sometido a un proceso de selección. Por lo general se procura que las estrellas del recinto sean mínimas, más claro, envíalo a un hotel barato, si no va pasar casi en la habitación. Recuerden que la labor de quienes cargan las radios o celulares es de cerca de 18 horas diarias, sin derecho a reclamar sobretiempo.

A fin de mes deberán valorar al máximo el menudo cheque que recibirán y lo más probable es que llegue con una multa por no haber estado el domingo a las 07:00 en la radio abriendo la cabina y cargando los equipos para llevarlos al estadio. Llegaron a la emisora, pero a las 07:28... porque se quedaron entretenidos, compartiendo algunas horas más con sus hijos.

En territorios precarios como estos se desarrolló con suprema actitud y firme deseo de hacer bien las cosas el señor Roberto Meza. Nunca lo sentí insatisfecho, lo suyo era estar a tiempo, cubrir la noticia, sin importar la hora o cómo llegaba... lo vi múltiples veces saltar de una buseta para llegar al entrenamiento de un equipo; era el que duraba más en la asignación y trataba de conseguir la mayor cantidad de reacciones. Se metía entre las masas, extendía su brazo sudoroso y conseguía el objetivo... no tenia vehículo exclusivo de cobertura, pero siempre resolvía con clase para estar donde debía y quería estar.

Al terminar la labor, buscaba cómo regresar a su centro de operaciones y con una sola mirada o gesto lograba que alguien que había llegado al sitio de cobertura con transporte le diera el respectivo aventón hasta ese famoso e incierto lugar llamado: "más adelante".

Creo que pocas veces lo vi relajado, no porque vivía en constante estrés, sino porque lo suyo era saber cómo llegar al puesto de información, no podía estar mucho tiempo en status inmóvil. Cargado de respeto solía hacer cualquier tipo de consulta, lo suyo era derrochar buena conducta y aprender todo lo necesario.

Hombre de combate, pero que se quedó sin poder cristalizar algunas coberturas que añoraba cumplir. ¿Saben por qué le tengo tanto respeto a gente como Roberto? Son únicos, glorifican la profesión, son leales y pese a todo esto, su trabajo y vocación no es siempre bien recompensada, dan examen cada fin de semana y nunca les dan el diploma.

Se lo escuché a Dustin Hoffman cuando en una visita al programa de TV  “Inside the Actor’s Studio” dijo que solo el 20% de los actores afiliados al sindicato de Hollywood ganaba más de $5.000 al año, que los contratos multimillonarios estaban reservados para unas cuantas estrellas, para los que salían en portadas de revistas, y que la gran mayoría, tal vez la que trabajaba más fuerte, a fin de mes tenia serios problemas para pagar la renta. Me lo dijo un profesor universitario: “el periodismo no es definitivamente la profesión en que más se gana, pero sí en la que hay más pasión y se goza”.

Roberto Meza encaja tan perfecto en tantos de estos conceptos. Éramos compañeros de ruta hacia los lugares donde hacíamos base. Por alguna razón tan extraña, como la que intenté descifrar cuando hable de él en aquel discurso, solíamos siempre coincidir en las mesetas de parqueo del canal y radio. El diálogo era fluido y siempre cargado de curiosidad informática... Roberto Meza sudaba necesidad de saber más e informar.

Más claro, no tengo capacidad para hacer el discurso perfecto para describirlo, lo que tengo es una obligación personal con el honor que vive en cada uno de nosotros y sale a flote cuando alguien como Roberto decide irse antes de tiempo.

Vas a hacernos una falta salvaje Roberto Meza!

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