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El Telégrafo

USA: lucha de clases

09 de febrero de 2012

El presidente Barack Obama empezó el año 2011 hablando de grandes visiones y proyectos, como el desarrollo de energía alternativa y sostenible. Habló de construir trenes muy rápidos que conducirían a los ciudadanos desde Nueva York a Chicago en poco tiempo. Además, prometió reducir la brecha entre ricos y pobres. Solyndra, una empresa de energía alternativa que crearía unos cuatro mil empleos con apoyo financiero del gobierno federal, terminó siendo un fraude. Obama no construyó el tren ni consiguió dinero para reparar los viejos y decadentes puentes y carreteras del otrora poderoso país del norte.

Todo tiene su tiempo. Por eso, los Estados Unidos parecen llegar tarde a determinados puntos históricos. Muchas cosas que los latinoamericanos ya sufrimos, son novedades entre los norteamericanos. En Washington hablan de “ajustes estructurales” negociando con el Fondo Monetario Internacional. Ahora, los estadounidenses descubren que las desigualdades económicas aumentan las tensiones sociales. Los indignados que ocuparon Zuccotti Park, iniciando el movimiento Occupy Wall Street, llamaron la atención sobre la injusta distribución de las riquezas de su país. Señalaron que el 1% de la población controla casi el 90% de los ingresos. Además, según un reciente sondeo de The Pew Research Center, el 73% de los demócratas, 68% de los independientes y 55% de los republicanos sienten altos niveles de “agitación social”.

Ante esta dura realidad, Obama ofrece reconstruir la economía sobre reglas equitativas para todos. En su discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso, expresó en un tono populista: “¿Podemos conformarnos con un país donde a un decreciente número de personas le va bien, mientras un creciente número de ciudadanos se las arregla con las justas? ¿O debemos restaurar una economía donde todos tengan una oportunidad, todos contribuyan en una porción justa y todos se manejen bajo las mismas reglas? Millones de estadounidenses que trabajan duro y cumplen las leyes todos los días se merecen un gobierno y un sistema financiero que hagan lo mismo. Lo que está en juego no son valores demócratas o republicanos, sino valores estadounidenses y tenemos que reivindicarlos”.

En la medida en que se ensancha la brecha entre los ricos y el resto de los mortales, reducirla es la promesa reeleccionista del presidente Obama, pero los republicanos prefieren evadir este tema. Los ciudadanos de ese país desarrollarán muy pronto una “conciencia social”, y su gobierno redistribuirá la riqueza cuando compruebe que la represión no garantiza el orden. En noviembre pasado, la Policía desalojó a los “indignados” de Zuccotti Park, luego retornaron al poco tiempo con una gran pancarta en la que se leía: “No puedes desalojar una idea cuyo tiempo ha llegado”. En conclusión, el cambio de época llegó a los Estados Unidos de América para quedarse. Acaba de arrancar la lucha de clases en esa gran nación del Norte.

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