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El Telégrafo
Melania Mora Witt

Universidad de las Artes en Guayaquil

15 de febrero de 2014

Un acontecimiento relevante en la historia cultural de Guayaquil es la inauguración de la Universidad de las Artes, cuyas clases se iniciarán en mayo próximo en los cursos de nivelación para los futuros alumnos de las especialidades de cine, literatura y música.

Con una nueva conceptualización acerca de los centros universitarios, estos se ubicarán en varios espacios de la ciudad; una gran biblioteca se constituirá en uno de los núcleos básicos del nuevo campus.

El proyecto es inédito y  estará abierto a un mayor desarrollo futuro, con carreras adicionales y probable matrícula de alumnos provenientes de países vecinos. El gobierno de la Revolución Ciudadana cumple así con un compromiso contraído con la ciudad que ha sido cuna de talentos múltiples que son orgullo de la nación.

Con una nueva conceptualización acerca de los centros universitarios, estos se ubicarán en varios espacios de la ciudad.Durante mucho tiempo se habló de la urbe ‘fenicia’, interesada únicamente en los negocios. Sin detrimento de su condición portuaria que la convierte en puerta de entrada y salida de mercancías que llegan o van a todo el planeta, Guayaquil ha sido cuna de grandes movimientos intelectuales que en la década del 30 del siglo pasado provocaron un cambio fundamental en la literatura nacional, continuada en múltiples autores, incluyendo los actuales, que en poesía y narración abren nuevos caminos.

Igual acontece con las artes plásticas, que cuentan entre sus filas a Manuel Rendón Seminario, Araceli Gilbert, Enrique Tábara, para mencionar a algunos de los que han tenido mayor nombradía internacional. No hay rama del arte en la cual no se encuentren figuras sobresalientes que, además, como señalaba Benjamín Carrión, en su absoluta mayoría se situaron siempre en la buena orilla de las causas humanas.

La clave del éxito estará en buena medida en los docentes quienes, a mi juicio, no solo deben cumplir con los requisitos académicos exigidos, sino que, además, deben tener una clara comprensión del papel de este nuevo centro docente dentro de la vida de la ciudad y del país, a fin de que no se mal utilicen los ingentes recursos del Estado en formar una casta diletante, desligada de su identidad y de su medio. Ojalá que con los mejores aportes de la técnica y con visión creativa se incentiven la originalidad y la excelencia en quienes allí se formen. La consigna debería ser: cero mediocridad.

Las alianzas con sus pares de primer nivel en el mundo, la docencia de ‘prometeos’ y de nuestros maestros pueden garantizar el éxito en la ambiciosa empresa iniciada.

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