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El Telégrafo

Una vida en la izquierda

01 de marzo de 2013

Las líneas más gruesas de la diversidad de pensamiento que, de todas maneras, uno puede encontrar en Estados Unidos, no las trazan, por supuesto, los partidos políticos, esos dos de los que se suele hablar. Al final resulta que casi siempre demócratas y republicanos son la misma cosa. Esos trazos más visibles, o muy visibles, están en el mundo de la academia y el activismo político, a este último lo mueve muy fuertemente temas como la guerra, el racismo y todo aquello que desvele un prejuicio grosero contra los derechos individuales, como la homofobia.

Acabo de leer una biografía sobre un personaje que me resultaba desconocido: Howard Zinn, descendiente de polaco judío y que murió hace poco, en enero de 2010. Dibuja ese perfil, al que yo me he aproximado, Martin Duberman, historiador y que no oculta sus opiniones y sus maneras de ser.

Zinn, con infancia muy pobre, devino, por su tenacidad, intelectual y pensador. Conoció la guerra, fue piloto en la segunda, y luego valiente opositor a todas ellas, estuvo en sus entrañas, y no dejó de moverse contra la de Vietnam. “Toda guerra es terrorismo”, lo dijo ya en sus años maduros, cuando ya a nada le temía, o quizá sí a perder a su amada esposa: Roz Shechter. Decirlo, lo del terror de la guerra, aquí, en este país que posee el ejército más poderoso de este planeta y que despliega sus armas por todos lados, no es poca cosa.

“Obama… no es diferente a los republicanos, en política exterior ha sido nacionalista, expansionista, imperial y belicoso; en lo doméstico más bien limitado y timorato”, penosa conclusión a la que llegó este hombre, Zinn, sobre el primer presidente con rasgos afro de Estados Unidos. Para Zinn, la decepción fue muy dolorosa, había apoyado a Obama porque incluso simbólicamente se suponía la superación de otro gran tema que animó la vida de Howard Zinn: el desprecio al “negro”.

Este profesor, escritor, activista político, también estuvo involucrado con el cine, ayudó a Matt Damon a escribir el guión de la famosa película “Good Will Hunting”. “A People’s History”, uno de sus más conocidos textos, también dio pie a un muy valorado documental.

Duberman, como colofón, dice de Zinn: “…sus escritos y opiniones, poderosos y sensibles, han ayudado a la gente a sacudirse de las falacias y brutalidades del poder económico y militar de Estados Unidos”.

El respeto, las coincidencias y la capacidad intelectual de estos dos seres, Zinn y Duberman, les permite declarar y recuperar que “nuestro silencio frente a la guerra, el racismo y otros males sociales no es libertad para nosotros, es la libertad de los poderosos que contarán con nuestra inacción. El silencio es político”.

A mí esto último me ha llegado hasta los tuétanos, dejándome esta insoluble incógnita: ¿valió la pena mi propio silencio?

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