Si bien Ecuador se ha librado de la “larga noche neoliberal”, sigue siendo un país subdesarrollado, existiendo en la actualidad desde la organización primitiva en algunas comunidades indígenas, hasta las formas más avanzadas del capitalismo.
Actualmente vive un proceso de cambio nacionalista-antiimperialista, dirigido por la Revolución Ciudadana, con el que se derrumbaron los partidos políticos tradicionales y se construye un nuevo modelo de desarrollo, donde sea posible la convivencia pacífica de los seres humanos y de estos con la naturaleza o Pachamama.
Aquello exige, lógicamente, el aumento y mejoramiento de la producción para satisfacer las necesidades humanas. Cada generación, cuando llega a la vida, recibe las herramientas que crearon las generaciones anteriores y se vale de ellas, perfeccionándolas gradualmente. La humanidad no pudo, por ejemplo, pasar directamente del hacha de piedra a la moderna producción automatizada movida por la tecnología de punta contemporánea. Cada régimen social crea sus propias herramientas de trabajo.
Cada generación, cuando llega a la vida, recibe las herramientas que crearon las generaciones anteriores y se vale de ellas, perfeccionándolas gradualmentePero, además de afianzar la vida, el objetivo de la sociedad es asegurar el pleno desarrollo de la personalidad humana. Es pues, también, la necesidad económica la causa prioritaria para impulsar la formación espiritual del hombre y la mujer del futuro. Un gran aporte será el cambio de la matriz productiva por la energía eléctrica.
De ahí que la decisión del Presidente de la República de dar por concluida la iniciativa ambiental Yasuní-ITT por falta de apoyo financiero internacional, a nuestro juicio, es acertada.
El alto nivel de conciencia política que ha adquirido nuestro pueblo, así lo comprende. “No se puede estar sentado sobre un tesoro. Monseñor Proaño quiso vender la custodia y no lo dejaron”, expresó un dirigente indígena en un mitin popular en Riobamba. “Necesitamos salud, educación, tecnología”, acotó otro. Son ellos y los campesinos de la Costa quienes más sienten los rigores de la extrema pobreza y la desigualdad social.
Nuestro país lanzó al mercado su primer barril de petróleo el 16 de agosto de 1972. Mas, sus ganancias solo beneficiaron a consorcios extranjeros y a las oligarquías, propiciando la actual crisis económica social.
Hoy, como consecuencia de aquello, dolorosamente, no queda otra opción que aprovechar la explotación petrolera del ITT, creando condiciones favorables para no perjudicar a los pueblos con aislamiento voluntario.
Además, no debe dejar de preocuparnos la Alianza del Pacífico, que con el pretexto económico-político,
persigue objetivos militares, tendientes a debilitar a la Unasur en la región. Somos un pueblo pacifista, pero recordemos que los saqueos y las guerras de rapiña a los pueblos árabes hoy en día son por el petróleo.
Actualmente nos rodean 8 bases militares en Colombia, en el Perú 3, en el Brasil 25.
Pasará la época petrolera.
Serán las futuras generaciones las que valoren el acierto presidencial.