Publicidad

Ecuador, 03 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Jorge Núñez Sánchez - Historiador y Escritor

Un plebiscito en las calles

07 de mayo de 2015

En la Grecia clásica, los magistrados eran electos en la plaza pública alzando la mano los ciudadanos. Hoy mismo, en algunos cantones suizos todavía se ejercita esa forma de democracia directa, que se llama ‘landgemeine”’, en la cual el pueblo aprueba a mano alzada las leyes, presupuestos y reformas constitucionales.

Si en nuestro país existiese esa forma de democracia directa, las masivas marchas populares del 1 de Mayo hubieran supuesto una aprobación definitiva de las reformas constitucionales en marcha, incluida la de la reelección presidencial. Pero nosotros estamos regidos por la democracia representativa, cuyas formas deben respetarse escrupulosamente, por lo cual esas marchas del viernes pasado no pasan de ser un termómetro de la voluntad popular.

En todo caso, la desbordante presencia popular en respaldo al presidente Correa y a la Revolución Ciudadana, manifestada en Quito, Guayaquil, Riobamba, Loja y varias otras ciudades del país, ha tenido el peso histórico de un plebiscito espontáneo, con el que el pueblo ha ratificado masivamente su apoyo al proceso de cambios que vive nuestro país.

Paralelamente, el escuálido respaldo popular recibido por la fanesca política opositora, donde los líderes de la banca y el alto comercio marcharon junto a dirigentes del FUT y Pachakutik, y también junto a socialistas y comunistas marginales, muestra el fracaso anticipado del proyecto de restauración conservadora.

Esa maloliente fanesca política había planteado un reto a la Revolución Ciudadana, a la que creía en descenso: llenar las calles el 1 de Mayo para, a partir de ello, lanzar una gran huelga nacional y derrocar al gobierno de Correa, siguiendo el esquema de ‘golpe suave’ diseñado por el imperio. Y la gran campaña previa de la prensa opositora fue el preludio de ese plan de desestabilización política.

Pero el pueblo ecuatoriano ha reaccionado contra ese proyecto conspirativo y, con su abrumadora presencia en las calles, ha dado un rotundo No a los conspiradores. ¿Dónde quedarán ahora sus proyectos de refundación del Estado oligárquico, sus planes de Asamblea Constituyente y el acordado reparto de cargos y canonjías tras el derrocamiento de Correa?

Quedarán en las oscuras manos del olvido o, cuando más, servirán de cansina cantaleta por un tiempo más, para justificar los dineros recibidos del gran titiritero imperial. Porque ha de saberse que nada de esto es casual y que esa fanesca ha sido concebida y financiada fuera del Ecuador, así sea que los granos y la cocción se hayan dado localmente.

Quizá algún día, más cercano de lo que pensamos, saldrán unos nuevos WikiLeaks que nos informen que los planes de ‘golpe suave’ para el Ecuador fueron financiados por Chevron y organizados por alguna agencia imperial. Y, si ello ocurre, no nos parecerá nada extraño, conociendo como conocemos los sucesos del pasado, contados por Phillip Agee, y conociendo -sobre todo- el carácter crematístico y las hambres atrasadas de los nuevos conspiradores. (O)

Contenido externo patrocinado