Nadie me contó esta historia. Yo mismo la viví en otra ciudad. Una noche, muy tarde, al salir del parqueadero, vi a una mujer aterrorizada que venía corriendo por la vereda. Para protegerla, le abrí la puerta del auto, y ella se lanzó adentro, gritando “Nos van a matar, me quieren matar”. Solo en ese instante descubrí que era un travesti. Su terror era honesto, así que retrocedí unos metros y volví con el auto al parqueadero para preguntarle qué pasaba. Después de saber que estaba a salvo, me narró su drama.
“Desde hace tiempo me llamo Tatiana. Antes yo era Miguel. Y un día, cuando mi papá descubrió que yo era homosexual, me arrancó los pelos de la cabeza, me arrastró por las escaleras, me molió a patadas, y casi me deja ciego de los golpes en la cara. Yo tenía quince años. Me llevaron al hospital y mi mamá dijo que me habían asaltado en la esquina.
Cuando me repuse, ya no pude volver a casa y me fui a vivir con el que hoy es mi esposo, que también es travesti. Las dos vivimos y trabajamos juntas. Nos amamos, pero no podemos ser celosas. En nuestro trabajo tenemos clientes, varios, pero no nos podemos enamorar de ninguno. Casi siempre los atendemos en nuestro pequeño departamento. Y allá fue donde empezó todo, hace como quince días”.
“Una noche mi compañero llevó a un cliente. Como siempre, salí a saludarlo. Era mi papá. El mismo hombre que me molió a palos y que me echó de casa cuando descubrió que yo era gay. Al verme, mi papá casi se muere del terror y salió enseguida. Él tiene un importante cargo político y maneja a la Policía.
A los dos días se iniciaron las redadas. Capturas, violaciones, desaparecidas. A algunas de nuestras compañeras las hallaron con las manos amarradas. Hay un poder secreto que quiere matarnos a todas. No sé si sea coincidencia, no sé si mi papá tenga algo que ver en todo esto”.
“Mi papá es un tipo respetable, pertenece a… no. No lo digo. En su campaña política, hace algunos años, su eslogan era ´Un hombre capaz´. A veces pienso, con terror, que en ese momento decía la verdad. Creo que, ahora que lo he descubierto, es un hombre capaz de mandar a matar a su propio hijo”.
Esa fue la historia que me contó Miguel, o Tatiana, como quería llamarse. Cuando la calle estuvo tranquila, agradeció la protección recibida y se bajó del auto para perderse, otra vez, en medio de la noche y sus temores.
En esta posición el negro amenaza avanzar peones y detener al peón blanco. Pero el peón blanco logra su sueño de convertirse en dama. Y no hay ningún padre hipócrita que lo detenga ni lo asesine.
Everz vs. Kiffmeyer, Sarajevo, 1964.
1: A4A, el rey negro toma al alfil y el peón blanco avanza para alcanzar su sueño.