Estados Unidos enfrenta una crisis fiscal que tiene paralizada a una parte de la administración pública. En el ojo del huracán se encuentra el pedido del presidente Barack Obama al legislativo de elevar el techo de la deuda, que en la actualidad bordea los 16,7 billones de dólares (millones de millones), para financiar, entre otras cosas, la reforma al sistema de seguridad social.
Para el destacado economista James K. Galbraith, fijar un “techo” a la deuda pública es un anacronismo basado en la falsa idea neoliberal de que el gobierno tiene que recaudar dinero de otra parte antes de gastarlo. Hoy esto es cierto para el Ecuador, que no tiene moneda, y era necesario cuando regía en el mundo el patrón oro, antes de la Primera Guerra Mundial. Pero, en la época del dinero virtual, el demócrata Jack Lew, actual secretario del Tesoro de los Estados Unidos, podría pagar la deuda pública emitiendo dinero, así como en el año 2009 graciosamente rellenaron los gigantescos hoyos negros dejados por el atraco de la crisis de las hipotecas “subprime”.
Es el intento supremo del 1% más rico del mundo por evitar que un Estado “desarrollado” trate de recuperar el estado de bienestar para las mayorías...Los republicanos –el partido político de la burguesía del mundo- quieren presentar este problema como un llamado de atención a un gobierno que no respeta las reglas del juego. En realidad la negativa a elevar el techo de endeudamiento es un chantaje ejercido contra el espurio Premio Nobel de la Paz que preside la Casa Blanca, para detener la reforma al sistema de seguridad social. Es el intento supremo del 1% más rico del mundo por evitar que un Estado “desarrollado” (cualquier Estado) trate de recuperar el estado de bienestar para las mayorías ciudadanas. Desde la visión oscurantista del Tea Party (el grupo ultraderechista del partido Republicano): ¡el Obamacare es un paso más hacia el socialismo!
La contraofensiva ultraconservadora ocurre luego de que la Corte Suprema ya sentenció que el Obamacare es constitucional, pero el partido de los súper ricos del mundo dice saber que el pueblo norteamericano (incluidos los 40 millones de personas que accederían a seguro médico) está en contra de la reforma, y Rupert Murdock, el dueño de un imperio mediático, entre los que se encuentran Fox News, se encarga de difundir a los cuatro vientos ese saber de los súper ricos.
Hasta Christine Legarde, la directora del FMI, sugiere subir el techo que se disputa. El default del Gobierno norteamericano aceleraría la debacle del Imperio y haría mucho más volátil la economía y la política del mundo.
Resulta paradójico que la otrora primera potencia del mundo muestre características propias de los “Estados fallidos”, como Noam Chomsky ya lo había explicado en su libro del año 2007 (“Estados fallidos: el abuso del poder y el ataque a la democracia”). En este libro, Chomsky se refiere a los EE.UU. como un país con instituciones internas en crisis y con ambiciones de gendarmes del planeta. Una mezcla explosiva.