Las primeras frases discriminatorias las recuerdo de la escuela: somos un país chiquito; fuimos derrotados y conquistados por los españoles, a quienes odiamos desde la infancia y pobre de aquel que se diga descendiente de ibéricos, es despreciado, burlado; y por muy blanca que sea la piel de una persona, debe considerarse y autodenominarse mestiza. Claro que todo el planeta es mestizo, pero solo aquí tenemos la obligación legal de aceptarlo, en otros países la gente es libre de decir y hasta decidir cuál es su raza -con obvias excepciones- pues es un asunto de autorreconocimiento ... de humanidad.
Ese mestizaje impuesto, pero en el fondo no muy aceptado es el que nos llena de adjetivaciones discriminatorias -que tratan de diferenciarnos- contra todos quienes nos rodean: el longo y el indio en la Sierra; el cholo y el montubio en la Costa; y ahora está muy de moda el mishu -mezclado o un hp más ligero-. Siendo un país tan geo y biodiverso, y dado que el ser humano se adapta al ecosistema donde vive, es natural que provengamos de muchos grupos humanos muy diferentes, que no aceptamos -aun inconscientemente- entrar en el obligatorio saco del mestizaje.
Algunos colectivos indígenas llevan años luchando por recuperar su individualidad e identidad, su idioma, vestimenta y realmente han logrado avances significativos y diferenciadores, igual los afroecuatorianos, pero el resto, vamos calladitos a la fanesca de mestizos a riesgo de ser tildados de racistas o neonazis.
Ya en el colegio y la universidad nos cae el tsunami discriminatorio por anatomía, preferencia sexual, religión, incluso por rendimiento académico: nerds.
En este contexto también han crecido los actores, directores, guionistas y reflejan en sus programas de Tv, toda la basura que se ha introducido en nuestras relaciones y diferenciaciones intrarregionales, interprovinciales, intrarraciales y socioeconómicas. Claro que han hecho dinero al convertir en supuesto humor toda esta marginación, exclusión y discriminación, que también destruye nuestros valores familiares; esos han sido los códigos de la ecuatorianidad desde siempre, lo que no significa que ahora que tenemos otra visión de los derechos individuales, se siga usando la basura discriminatoria para continuar ganando dinero en la Tv.
Diferenciarnos con sinceridad para unirnos en la diversidad probablemente sea la fórmula, pero en tanto sigamos llenando de prejuicios a nuestr@s niñ@s y obligándol@s a ser mestiz@s y mezclad@s, en vez de ser ECUATORIAN@S, un espejo será el peor enemigo.