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El Telégrafo

Turismo español resiste

16 de junio de 2013

España es prisionera de un bipartidismo que en su veleidosa rivalidad no le ha importado llevarse al país por delante y destruir su clase media. Los socialistas construyeron aeropuertos internacionales en pequeñas poblaciones que no tenían vuelos, en tanto que el PP, para hundir la gestión socialista, ha hecho pagar los aeropuertos sin uso a su población; no a todos, los bancos ha sido salvados a costa de embargar casas y salarios.

El descontento español está alcanzando límites peligrosos que pueden superar el terror traumático a la guerra civil que muchos sufrieron. Así, socialistas y “pepes” están llegando a los primeros acuerdos, lo que augura que España volverá a repuntar, dado que ya no es negocio para ambos partidos fingir que son rivales y sus fundaciones han dejado de recibir los millonarios -y lícitos- aportes de las empresas constructoras. La legalidad española está plagada de monstruosidades que en Latinoamérica fueron eliminadas hace décadas.

En tanto, el turismo español salva a este país de la bancarrota y al turismo español lo salva la “primavera árabe”.  Para los turistas del norte europeo que huyen del frío y buscan culturas, 2 o 3 horas de vuelo al norte de África han quedado descartadas, así que retornan al Mediterráneo español, lleno de excelente infraestructura, servicios, seguridad y señalética en tres idiomas. Claro que en el resto de España se siente la disminución del turismo interno, resultado de esta crisis económica aupada por una prensa, firmemente identificada con la izquierda y la derecha, que pone a estos políticos tradicionales como los únicos protagonistas válidos de las posibles soluciones y descarta de plano a nuevas organizaciones que solo tienen las calles para plantear sus propuestas.

Los medios españoles no han asumido su culpa ante la crisis, cuando a través de caudales interminables de noticias y opiniones empujaron a la población a invertir en inmuebles, no para vivir, sino para especular. Dado que la crisis también los alcanzó y los millonarios contratos publicitarios han desaparecido,  ahora empujan la reconciliación  oposición y gobierno.

En fin, la pelea entre los dos elefantes políticos ha destruido la cristalería española, cuya clase política abusa de un sector turístico que resiste, se renueva y reinventa cada día, y es el único que jala la pesada carreta, que sobrevive gracias a su poderosa convocatoria turística, en algunos países torpedeada por su propia diplomacia, que dificulta y encarece los visados, reduciendo drásticamente el número de turistas.

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