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El Telégrafo

Turbulencias financieras deprecian monedas latinoamericanas

10 de febrero de 2014

En una economía globalizada, los eventos internacionales o medidas económicas que adoptan países industrializados afectan a los países en desarrollo. Así ocurrió después de la crisis financiera internacional, detonada en Estados Unidos, a fines del 2008, cuando la FED (Banco Central) dictó medidas de estímulo a la economía, reduciendo las tasas de interés y aumentando la compra de bonos del Tesoro de EE.UU. O sea, siguió una política monetaria expansionista para favorecer la recuperación de su economía. Esto produjo una salida de capitales, por ser menos atractivos sus activos financieros, que se dirigieron a los países emergentes.

En el último trimestre de 2013, se notaron signos de mejora del crecimiento económico en dicho país, por lo que la FED cambió su política monetaria restringiendo la oferta monetaria, comprando menos bonos y otros activos, con lo que provoca un aumento de las tasas de interés. Para los inversionistas, esto hace más rentable los activos financieros norteamericanos atrayendo así capital.

Esta medida ha provocado la volatilidad de las monedas en varios países emergentes, como India, Turquía, Sudáfrica, Rusia y, en América Latina, en Colombia, Argentina, Brasil y Venezuela, generando una depreciación (devaluación) de sus monedas. Los Bancos Centrales de estos países tomaron medidas, como el aumento de las tasas de interés para detener la salida de capitales y defender su moneda. Previamente, dichos bancos utilizaron su reserva monetaria internacional (RMI) para intervenir en el mercado de divisas, pero al reducirse se vieron obligados a aplicar medidas de restricción monetaria.

En América Latina, la situación más complicada es en Argentina y Venezuela. La primera venía registrando desequilibrios macroeconómicos, principalmente déficit fiscal, inflación de dos dígitos, mercado negro de divisas, etc. El Banco Central utilizaba la flotación sucia (intervención en el mercado de divisas para frenar la depreciación de su moneda), pero cuando comenzaron a disminuir sus RMI, se vio obligado a suspender la venta de dólares y el tipo de cambio libre se disparó. La compra de divisas aumentó más con la medida de ahorro en dólares. Siendo este país una plaza financiera, la política de la FED agrava la situación cambiaria argentina, pues la caída de precios de los commodities y salida de capitales depreciarán aún más la moneda.

Crítica es la situación de Venezuela por sus insostenibles desequilibrios macroeconómicos. Anteriormente, había señalado el deterioro de su economía. Ahora se complica por la escasez de divisas que obliga a racionarlas, mediante subastas, en las que el tipo de cambio es mayor al oficial provocando más inflación. El tema de fondo es que dicho país importa el 70% de sus bienes y servicios. No es autosuficiente. Esta escasez restringe importaciones que limita la actividad económica. Las condiciones llevarán a ajustes y duras medidas económicas en lo cambiario y fiscal. En nuestro país, la dolarización sirve de escudo, pero la apreciación del dólar hará perder competitividad a productos y servicios. Para el control de la salida de dólares está el ISD.

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