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El Telégrafo
Rainer Sollich

Un plan tonto y peligroso

25 de marzo de 2019

Es grande la tentación de ver el asunto desde una perspectiva positiva y decir: “Por fin, un presidente estadounidense que abandona la senda habitual de la diplomacia del Cercano Oriente. Un presidente que toma nuevos caminos  en lugar de insistir en la vigencia de una resolución de la ONU que carece de efecto”. Y es que Donald Trump tiene razón en al menos una cosa: la hegemonía israelí sobre el Golán es un hecho. Y esa hegemonía no va a cambiar a corto plazo. Entonces, ¿por qué no reconocer esa realidad?

El caso en cuestión no es tan sencillo. No se puede descartar que el estilo de mando brutal de Trump conduzca a éxitos previamente tenidos por improbables de cara a Corea del Norte y China. Pero su intención de reconocer la incorporación del Golán sirio al territorio israelí es una propuesta sin precedentes.

Con miras a hacerle un regalo a su aliado Benjamín Netahyahu, jefe de Gobierno de Israel, Trump echa leña intencionalmente a diversos fuegos encendidos en el Cercano Oriente y pone en entredicho el Derecho Internacional vigente: quien reconozca los Altos del Golán anexionados en 1981 como territorio israelí no podrá condenar creíblemente a Rusia por incorporar la península ucraniana de Crimea al suyo.

Así, la ruptura con el Derecho Internacional se convertirá en la norma vigente con el visto bueno de la potencia norteamericana.

Peligrosas son también las secuelas en la región: como ocurrió con la decisión de Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, Trump vuelve a tomar partido para beneficiar a Netanyahu y disgustar a la contraparte árabe.

Con eso no solamente pone en su contra a adversarios políticos habituales, como el régimen sirio, Irán y el Hezbolá. Trump hace que sus contendores se fortalezcan alimentando su exitosa propaganda antiestadounidense y antiisraelí. “Trump traiciona y vende los intereses legítimos de los árabes y los musulmanes”; es así como la mayoría de la gente en la región observará el asunto.

La propuesta de Trump para el Golán es peligrosa, pero es también tonta y contraproducente, considerando sus propios intereses y planes para la región como trasfondo. (O) et * Tomado de DW

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