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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Tren de la Libertad

01 de febrero de 2015

El tren comercial del Ferrocarril Norte terminado en 1957, que funcionó desde Quito a Ibarra, y desde allí a San Lorenzo, Esmeraldas, fue rehabilitado para el turismo en 2012, desde Ibarra hasta Salinas, para un recorrido de 30 km,  y de 27 km más, desde Otavalo, a partir del 25 de enero de este año.

Es un interesante recorrido histórico que desciende desde los 2.530 hasta los 1.500 msnm, atravesando diferentes ecosistemas y microclimas con bellos y variados paisajes de la flora, cascadas, puentes y cañaverales.

Era el Tren de los Túneles, porque atraviesa 6 de ellos, antaño cavados a pica y pala; hoy se le denomina con mayor propiedad, el Tren de la Libertad, porque la honra, siendo su destino final Palenque, sitio aislado y boscoso, donde buscaban su libertad los esclavos que escapaban de las haciendas de los jesuitas en el contiguo valle del Chota.

Desde el regreso del tren a Palenque-Salinas, se respira un aire de  esperanza por la creación de numerosos puestos de trabajo. La libertad se evoca en tres murales, y la plaza, presidida por una bella iglesia, patrimonio cultural, ostenta estatuas que simbolizan, una, la justicia y otra, la libertad, además de un busto de Juan de Salinas, uno de los héroes de la Independencia de Quito.

Sin embargo, el nombre de la población no proviene del héroe, sino de la propia naturaleza, que dotó con altos niveles de salinidad a las tierras del valle de Salinas, que llegó a ser uno de los más prósperos del Ecuador, porque la sal era muy valorada y se intercambiaba hasta por oro. Desde antes de la conquista, sus habitantes se dedicaron al laboreo de la sal, con un ingenuo sistema que se explica en el Museo Etnográfico de la Sal.

Este mineral servía de vehículo de intercambio con los productos de los comerciantes que llegaban en el tren. Hoy continúa el laboreo de la tierra para extraer sal para consumo local, sobre todo para los animales. Es una sal yodada, aunque en proporciones altas, que fueron controladas para su consumo y la población se libró del bocio.

Es notable que se honre con orgullo la memoria de Juan de Salinas, nacido en Sangolquí, Pichincha, hijo del español Diego de Salinas, que llegó a la Real Audiencia de Quito como gobernador de Yaguarzongo. Juan de Salinas, presidió la Falange Armada de la Primera Junta de Gobierno Autónoma  de Quito en 1809, y fue asesinado vilmente el 2 de agosto de 1810, junto a otros de sus ilustres compañeros de prisión, entre ellos Juan de Dios Morales, Manuel Rodríguez de Quiroga y el presbítero Riofrío.

Hay en el Ecuador otras dos poblaciones denominada Salinas, una en la provincia de Santa Elena y la otra en la de Bolívar. Salinas de Imbabura está reviviendo con la llegada del tren turístico, que ha dado oportunidad a emprendimientos comerciales comunitarios, a un centro gastronómico, a artesanías tradicionales de la comunidad afroecuatoriana y a las danzas con las que acogen a los turistas con la tradicional música bomba, originaria del valle del Chota. Hasta un ingenioso fotógrafo local provee de recuerdos a los turistas.

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