Publicidad

Ecuador, 25 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

Todos somos la_chica_velcro

18 de enero de 2013

Conocí su situación, como la mayoría, por Twitter. Las dos crónicas sobre ella, una personal y otra por GKillCity, son una mezcla de decepción por la condición humana y una lucha irrenunciable por sus derechos. Gabriela Moncayo parece nunca perder lo esencialmente necesario para seguir su lucha. Y en esa lucha, nos encarna a todos.

Su historia es el reflejo de una sociedad. Una “enfermedad catastrófica”, como se ha legislado, y la indefensión en la que una burocracia deficiente deja a sus usuarios. Gabriela ascendió en su puesto de trabajo para una institución pública. De la atención al cliente llegó a ser encargada de la Jefatura de Comunicación Interna.

Una nueva jefa y una recaída de su enfermedad, aquellas no programadas que no permiten coordinar su ausencia, fueron el detonante para que comience a perder responsabilidades dentro de su puesto de trabajo hasta que, por la discriminación propia de definir a alguien por una condición, tuvo que salir.

Buscando mecanismos para reclamar sus derechos, que siempre encontraron el bloqueo de “no sirve de nada hacer algo contra una empresa como esa”, se encuentra con las contradicciones reglamentarias de la seguridad social: no puede afiliarse voluntariamente si tiene una “enfermedad catastrófica”.

A partir de su denuncia por Twitter, la llamaron desde la Defensoría del Pueblo y la Vicepresidencia de la República, la primera para seguir acciones legales por discriminación, la segunda para cambiar una reglamento anticonstitucional del IESS.
La lucha de Gabriela es una lucha de justicia. No es la búsqueda por mendigar limosnas.

Es la reafirmación ciudadana de reclamar los derechos que el Estado, la construcción pública y privada, deben reconocer. No es un favor que se cambie un reglamento anticonstitucional, es una obligación. No es una vendetta personal iniciar acciones legales contra quien discrimina, es una necesidad social. La necesidad de construir una sociedad más humana, menos ignorante y más inclusiva.

Gabriela Moncayo somos todos. Es el enfermo de VIH al que botan del trabajo. Es el niño gay a quien le hacen bullying en la escuela. Es la señora en silla de ruedas que no encuentra una rampa. Es el ciudadano que no tiene el “contacto”. Es la madre adolescente de quien comentan al tratar de terminar sus estudios. Es la mujer que es objetivizada. Es la chica a la que le dicen: “Gaby, una persona con esclerosis múltiple no puede estar en un cargo de responsabilidad”.

Todos somos @la_chica_velcro.

Contenido externo patrocinado