La campaña electoral entra en su última semana y justo coincidió en el feriado de carnaval, receso obligatorio para los candidatos que cambiaron los calendarios y afiches por vejigas, serpentinas y un polvito para sus posibles electores, quienes por nada del mundo estuvieron dispuestos a renunciar al tentador disfrute de carnestolendas; y hacen bien en rescatar esta arraigada tradición popular con personas de buen gusto y de buena voluntad los días del carnaval, en vez de tanta novelería foránea que distorsiona nuestra identidad nacional como el Halloween por ejemplo.
Vienen los cierres de campaña. El que menos quiere rematar con una vuelta de popularidad al frente de unos cuantos carritos de la familia, de los amigos y unos pocos alquilados. El último día de promoción coincide con el “día del amor y la amistad”, así que habrá cruce de flores, tarjetas, saludos, correos y mensajes para sellar un romance electoral, eso sí, sin que se entere el pastor. A excepción del tarado que le cayó a cuchillazos a la multitud de Alianza PAIS en Quinindé, la campaña ha sido más bien tranquila; inclusive para la prensa “independiente” estuvo aburrida. Sería la de sus candidatos, porque el postulante oficial a la reelección ha recorrido casi dos veces todo el país convocando delirantes multitudes que salen a su paso para agradecerle por sus obras y renovarle su respaldo. Todas las encuestas reflejan el apoyo mayoritario al Presidente-candidato, cuya ratificación es un hecho.
La consigna fuerte de campaña fue “Ya tenemos Presidente, tenemos a Rafael”, con un mensaje de pertenencia de Correa al pueblo y viceversa. En el fragor de sus multitudinarios recorridos patentó otra consigna que también pegó en la gente, invitándole a votar en plancha “todo, todito 35”, para asegurar una mayoría parlamentaria que permita la aprobación de leyes pendientes, como la de Comunicación, del Agua, de Tierras, de la Seguridad Social, el Código Integral Penal, que están bloqueadas por la acción obstruccionista de la oposición revanchista y reaccionaria que no busca lo que hipócritamente llama “equilibrio de poderes”, sino troncha de la apetitosa, de esa que ya se tragó en la larga y triste noche neoliberal y quiere volver al ominoso viejo país.
Todo, todito 35 es la voz oficial que contagia la verde pradera de la esperanza y los sueños del Ecuador profundo. Esta consigna ha prendido mayoritariamente y se avizora una mayoría oficialista que permita al Legislativo aprobar las leyes que demandan tanto la Constitución más garantista de América Latina, como la voluntad popular en la última consulta. Que no tengamos la vergüenza de entregar la patria a los banqueros tramposos ni a sus acólitos que repiten el falso discurso de uno de los responsables de la monstruosa quiebra bancaria. Si es tan buenito, ¿por qué no devolvió en su banco la plata de sus clientes estafados durante el feriado? Ahí te quiero ver…