Liga de Quito recibirá una vez más a Barcelona, equipo que viene de empates y más empates, y un peso que lleva en su espalda: nunca ha podido ganar en Casa Blanca.
POR EL PRIMER TRIUNFO
El cuadro amarillo de visitante ante Liga ha jugado 92 encuentros, de los cuales consiguió 11 triunfos, 25 empates y 56 derrotas. Marcando 66 goles y recibiendo 150, sumando 58 puntos, con una efectividad del 21%.
En Casa Blanca, Barcelona jugó en 35 oportunidades, sin poder obtener una victoria, empatando en 10 oportunidades y 25 derrotas. Marcando apenas 19 goles y recibiendo 64. Sumando 10 puntos, con una efectividad del 10%.
ÚLTIMA VICTORIA
La última victoria de Barcelona a Liga de Quito, en Quito, fue el 9 de marzo de 1996, en el estadio Atahualpa, fue por la primera fecha del campeonato de ese año; el autor del gol de Barcelona fue obra de Luis “Chino” Gómez, el arquero de Liga era Héctor Lautaro Chiriboga, técnico del cuadro torero fue Salvador Capitano y el DT de Liga el brasileño Sócrates. El árbitro fue Alfredo Rodas.
CON BAJAS A QUITO
En este partido frente a Liga, en un estadio como la Casa Blanca, donde nunca ha podido ganar, Liga va con mentalidad de brindar espectáculo en una sala de teatro, mientras Barcelona parece un toro famélico que va rumbo al matadero.
Los problemas se acrecientan en el momento en que jugará debilitado sin Banguera, Oyola, Amaya, y en dudas Ayoví, Erazo y Lugüercio, y con un técnico que recién está conociendo el ambiente y descubriendo los “misterios” del “Ídolo del Astillero”.
LA “EROSIÓN EMOCIONAL”
Si algo está dejando la situación desastrosa de Barcelona en los últimos 15 años es que el espíritu de sus casi 6 millones de hinchas amarillos está sufriendo de una “erosión emocional”.
Son 15 años de malas actuaciones, de malas noticias, derrotas dentro y fuera de su estadio, juicios, deudas, escándalos, sin que parezca que las cosas vayan a cambiar a corto plazo.
A comienzos del 2000 los responsables del club parecían impulsar el optimismo con mensajes de “pronto cambiará”. En los últimos 4 años (2008-2012) los ilusionantes eslóganes de “Renovación Torera”, “Primero Barcelona”, resultaron en realidad que la única renovación son los fracasos. Y Barcelona no va primero, sino quinto.
El peso de los acontecimientos ha ido disolviendo la magia y la ilusión de este tipo de promesas. Y hoy padece esta enfermedad desconocida en las instituciones futbolísticas: la “erosión emocional”, que es un agotamiento silencioso que resta energía para continuar ilusionando a los fanáticos, a la prensa y a los mismos jugadores.
GARRA BARCELONISTA OXIDADA
Es posible que en algunos casos hagan falta reemplazos, porque los líderes que gestionan no siempre están preparados para afrontar momentos de dificultad deportiva y económica, pero independientemente de ello es importante el poder recuperar el desgaste que viene sufriendo Barcelona en esta década y media.
Esta “erosión emocional” está provocando una desconexión entre dirigentes, jugadores, cuerpo técnico y aficionados. Cada uno debe tener muy claro cuál es su rol, posición y responsabilidad. Solo allí podrán desarrollar más energía para rendir mejor, para mantener la ilusión y lograr reinventar o refundar un club que -así como va- no camina, sino que vive empantanado en deudas, desilusiones, deserciones, dificultades económicas, que como un círculo vicioso han ido oxidando la otrora llamada “Garra barcelonista”.