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El Telégrafo

Temen tesis o versión de una posible reelección indefinida

01 de junio de 2013

Referente a la ceremonia de investidura presidencial, coincidentemente, los medios “independientes” destacan: “Correa abre su último mandato”. “Rafael emotivo y sereno empezó sus últimos cuatro años”. “El primer día de su último mandato fue en Guayaquil”. Entre otros titulares, revelan  el pánico de la oposición, en sus diversos matices, de una posible prolongación, sin límite, del gobierno de la Revolución Ciudadana con el liderazgo de Rafael Correa. Es evidente la preocupación de los grupos minoritarios y diseminados de la oposición, si ya han perdido toda oportunidad de recuperar espacio para seguir disfrutando de los privilegios y beneficios de la era neoliberal. Allí el registro, reciente, de los culpables de su propio descalabro. Los mandatarios de las últimas décadas, con el apoyo de la prensa privada entregados al poder económico y al olvidarse de los pobres de la patria, sucumbieron y estrepitosamente cayeron en el desprecio ciudadano.

Rafael Correa insurge en la contienda partidista y muy pronto, por su lealtad, ilustración académica y sentimiento humanitario, se convierte en auténtico líder nacional con proyección en Latinoamérica. Enseñó al pueblo a identificar a sus adversarios y con su gran obra social, dimensional, a vista de todos los ecuatorianos, cambia el rumbo de la historia. Sepultó a la partidocracia, solo sobrevive la prensa comercial como último baluarte de la derecha política, pero debilitada, por su actividad cómplice con los responsables de los males de la república.

Correa insiste en que todavía hay mucho por hacer, hasta derrotar definitivamente a la pobreza, pero que el mayor logro ha sido  “recuperar la esperanza”En sus discursos y entrevistas, el Mandatario ha expresado, categóricamente, que son sus últimos cuatro años como gobernante y que entre las principales metas está la consolidación de la justicia social. Sostiene: “Lo mejor está por venir. Nadie retrocederá, ni para dar impulso”. El pueblo, aunque muy lejos de las definiciones, se pronuncia, eufórico, por una nueva reelección o cuarto mandato. El tramo que falta por recorrer es largo y otras son las prioridades que demanda el país y que urge atenderlas, sin postergación. El pensador Ernesto Laclau, en su momento, al comentar los procesos políticos de Latinoamérica, se pronunciaba por la reelección indefinida, en el caso de los líderes para que puedan terminar su obra social, pero aclara que no se trata de apoyar a un presidente vitalicio o dictadura, sino ofrecer oportunidad a los conductores populares a participar en reelecciones indefinidas. Esta tesis incide en el concepto de democracia, forma de gobierno en que la soberanía reside en el pueblo. Nadie puede negar que a la ciudadanía le asiste el derecho a pronunciarse en temas o conflictos de transcendencia nacional.

Lo cierto es que el gobierno del Buen Vivir, alineado en la corriente del Socialismo del Siglo XXI,  avanza para definir una nueva estructura socioeconómica, que permitirá, por fin, decretar la vigencia de la justicia social. La prensa comercial y los restos de la partidocracia deben olvidarse del tema que no consta en la agenda presidencial. Rafael Correa ya entró con decisión y patriotismo al desarrollo del nuevo organigrama del Gobierno Central e insiste en que todavía hay mucho por hacer, hasta derrotar definitivamente a la pobreza. “El mayor logro ha sido  recuperar la esperanza”. A manera de resumen.

La Revolución Ciudadana, por etapas, ahora se acelera con la guía de Correa, indetenible; y mañana es muy temprano para entregar una respuesta.

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