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El Telégrafo

Técnicas de seducción de un imaginerista

02 de agosto de 2013

Wilson Pacha es quizá el artista más irreverente y que, por la temática de su obra, aún escandaliza y ruboriza. Falos erectos, vaginas y actos sexuales explícitos forman parte de su ya vasta obra. Incluso los nombres de sus cuadros y exposiciones son provocadores: "Follar o Morir", "Eyaculación precoz", "Te voy a comer mi gallito" y un largo etcétera. Por tanto, sorprende que justo Pacha haya ganado el Salón de Julio que, sin duda, es el certamen más conservador y excluyente del continente, pues de modo explícito prohíbe que los temas de las obras se relacionen con el "sexo explícito y la pornografía".

La obra ganadora del Salón de Julio, sin embargo, no tiene nada que ver con su habitual temática. De haberla presentado habría sido rechazada, simplemente.  Pacha presenta una obra para burlarse ya no solo del Salón sino del arte conceptual. La obra ganadora es una propuesta circular, un tablón de madera sobre el cual se han colocado varias bolas de billar numeradas, una rejilla de desagüe,  y se ha dibujado un paisaje, una mujer (cuando no) aunque ahora semidesnuda y además la fórmula matemática de la "zona áurea".

Muchos espectadores se sorprenden y la miran desconcertados y necesitan del título para intentar entenderlo: "Técnicas de seducción para sacudir a 7’351.624 artistas conceptuales".  Así, de modo explícito, Pacha cuestiona e ironiza a las recientes (y no tan recientes) expresiones de arte conceptual.

La obra de Pacha tiene un vínculo cercano a lo popular. Es más, su obra emana de lo popular y su cromática viene de la imaginería. Por ello, no hay espacio para la pacatería y menos para los protocolos y buenas costumbres o para la solemnidad que, como bien decía Monterroso, solo sirve para ocultar los defectos de la inteligencia.

Ante la escasez de propuestas innovadoras del arte ecuatoriano actual, la presencia de Pacha es también un llamado de atención a sacudirse, a despojarse de novelerías externas y a volver a lo propio para renacer originales y auténticos.

A los pocos días de recibir el premio, Pacha, o el transsubstanciador Imaginerista (como se hace llamar), escribió en Facebook: "gaaaannnneeeeeeeeeeeeeeeeee". Gritando a todo pulmón su triunfo. Y muchos lo acompañamos en ese grito, sonoro y seguro. No solo porque se lo merece, sino que en ese grito hay una enorme carga de un "ya basta" y también de liberación a las ataduras de galerías, salones, curadurías y marchantes.      

Pacha es feliz cuando pinta, y pinta para provocar. Pacha es feliz en la burla, el sarcasmo, la ironía. Por eso, nadie como Pacha para terminar con el facilismo del arte conceptual y, ojalá también, con la mojigatería del Salón de Julio.

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