A pocos días de concluir la campaña electoral, aún seguimos esperando creatividad, innovación y entusiasmo. En verdad, una campaña más bien tediosa. Un candidato-presidente con un carisma y propuestas que recibe adhesiones por donde va, y por ello basa su campaña en mítines y recorridos que concluyen en una tarima. Y los otros candidatos sin capacidad para convocar, movilizar y generar adhesiones, por ello deben realizar recorridos a pie acompañados de pequeños grupos de seguidores.
Probablemente estas elecciones sean las que marquen una mayor diferencia entre el primero y el segundo, que más bien sería tercero. Y esto a pesar de que todos los otros candidatos, con excepción de Norman Wray, se juntan para atacar (insultar) al candidato-presidente. Y quizá ese haya sido su mayor error, intentar deslegitimar una gestión de gobierno de seis años y pretender que todo lo hecho está mal y que el país no ha avanzado. Esto ha permitido que más bien el candidato-presidente, con facilidad, describa toda la obra que ha gestado su gobierno. Varios editorialistas de medios de oposición han planteado que sus cuestionamientos al régimen se verán reflejados en las urnas. Efectivamente, será así. Y los electores no solo legitimarán las acciones de gobierno sino que premiarán con una abrumadora mayoría esa acción.
Los medios de comunicación tampoco han logrado estructurar programas que logren levantar el interés de sus audiencias. Así, Ecuavisa se autodenomina “el canal de las elecciones, objetivo y neutral”, a pesar de que cada mañana Estéfani Espín y Alfredo Pinoargote demuestren lo contrario; poca objetividad y nada de neutralidad.
Aunque eso sí, las entrevistas de Tania Tinoco a los presidenciables, en Telemundo, son de lo mejorcito de la televisión nacional. En Gama, en cambio, aunque es una franquicia el espacio “Tengo una pregunta para Ud.”, el esquema nacional no logró cuajar, a pesar de que la presencia de los jóvenes interrogando a los candidatos resulta interesante, inclusivo y diferente. En el resto de programas de opinión y análisis, nada de innovación y, por tanto, no han logrado convertirse en una opción para decidir.
Así mismo, los spots y cuñas son en general inofensivas. Es decir, poco atractivas y sin ninguna claridad. La mayoría solo se dedica a ofrecer, incluso, lo que -todos sabemos- no podrán cumplir: “una tablet para cada estudiante”, “voy a reabrir las universidades cerradas”, “eliminaré los impuestos”. Incluso las propuestas de los más jóvenes terminan siendo viejas. Rodas, el de menor edad, reproduce los esquemas de los partidos tradicionales y acusa a los medios y las encuestadoras de los pobrísimos resultados que obtiene, pues disputa a brazo partido el último lugar. En el caso de Ruptura, quizá sea más penoso si tomamos en cuenta que en sus filas está un buen número de artistas, sobre todo cineastas. Ha producido, por ejemplo, un corto dirigido por el mejor cineasta nacional, que seguro no le aportará un solo voto. En el caso del candidato Lasso, ha incentivado “la chupa” al publicar afiches y él mismo tomar cerveza a pico de botella en plena vía pública, todo con el fin de proponer que ahora los ecuatorianos podrán beber alcohol libremente, incluso los domingos.
Quizá lo único interesante, divertido y atractivo esté en los videos que circulan en las redes sociales y que no se pueden presentar en la televisión abierta.
Así, para el 17 de febrero, todo es predecible y solo se confirmará que nadie ha podido “hacerle calor” al candidato-presidente.