Ha culminado uno de los más importantes cónclaves de los países en vías de desarrollo. En Malabo, capital de la Guinea Ecuatorial, fue el encuentro de las repúblicas de Sudamérica y de África, representadas por algunos de los presidentes y los ministros de Asuntos Exteriores de los Estados miembros de la ASA (Cumbre de América del Sur y África ) y cuyos resultados son un hito histórico de relaciones exitosas de progreso de gobiernos y pueblos de dos continentes.
La certeza de un diálogo permanente para una futura integración de dos regiones hemisféricas bajo el lema de “Estrategias y mecanismos para fortalecer la cooperación Sur-Sur” relieva la existencia fundamental de zonas territoriales en las que vive más de un cuarto de la población de la Tierra que ocupa casi un tercio de su superficie, para lograr un crecimiento en lo económico, cultural y sustancialmente en lo social, que genera la admiración de la humanidad.
Las profundas coincidencias en objetivos sustanciales para el intercambio comercial, financiero y de política internacional de todas estas naciones con economías emergentes son la evidencia y el vislumbre del nuevo orden mundial futuro donde el declive de los imperios y el surgimiento del multilateralismo señala la ruta del porvenir del orbe a cumplirse en no mucho tiempo.
Por lo demás, la Unión Africana y Unasur suman la cuarta parte de las reservas mundiales de petróleo y gas, junto a cuantiosos yacimientos de minerales de importancia estratégica e ingentes recursos naturales y agua y con la riqueza humana de ciudadanos laboriosos deseosos de avanzar y crecer en el conocimiento científico técnico y de compartirlo con los otros habitantes del planeta.
Las dos primeras cumbres de ASA se realizaron en el año 2006 en Abuja, Nigeria, y en la isla Margarita, Venezuela, en 2009, es muy posible que la cuarta cumbre se realice en nuestra patria en 2016.
La postrera declaración de estas pláticas solventó la necesidad imperiosa de creación de una secretaría general del organismo para fortalecer su existencia, lo que, en palabras del presidente boliviano Evo Morales, sustenta la necesidad de la “unión, de los países del sur para protegerse de la explotación del norte hegemónico”. El presidente de la Conferencia Nguema resaltó la obligación de ampliar la cumbre e incluir a Centroamérica y el Caribe.
La delegación ecuatoriana aportó con las tesis de optimizar la cooperación bilateral con los regímenes africanos y, además, logró que en el documento final de la cumbre de Malabo se reafirme la inviolabilidad de los recintos diplomáticos, como norma inmutable de política exterior.
Cabe destacar la coincidente afirmación de nuestro canciller al dirigirse a la cumbre, con los fines de la Revolución Ciudadana de históricos e inalienables principios como son la independencia y la soberanía nacional, la convivencia pacífica y democrática y la justicia social e internacional.
Raúl Patiño lo expresó magistralmente al decir que “África y América Latina tienen un pasado común de sufrimientos y de conquistas, pero también un futuro de esperanza y de desarrollo”.