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El Telégrafo
Alieto Aldo Guadagni

Superar el atraso

05 de marzo de 2019

Estamos viviendo un proceso de aguda recesión, alta inflación, aumento del desempleo y la pobreza. Estas penurias han sido frecuentes en las últimas décadas.

Recordemos que Paul Samuelson sostenía a fines del siglo pasado que había cuatro clases de países: los desarrollados; los subdesarrollados; Japón, que no tenía recursos naturales y era difícil explicar cómo pudo crecer tanto en tan poco tiempo, y finalmente la Argentina, que tenía recursos naturales pero no pudo sostener su expansión económica y mejorar así el nivel de vida de la población.

Hace décadas el liderazgo argentino era indiscutible en América Latina, con el nivel de vida más alto, superado únicamente por Venezuela. La situación es hoy distinta. En 1980 nuestro PIB por habitante era casi el doble que el de Chile, el año pasado el chileno era 26 por ciento mayor.

Hace años que Argentina dejó de avanzar por el sendero del crecimiento económico, basamento esencial, aunque no suficiente, de la integración social de toda la población. Los períodos de nuestro crecimiento han sido muy cortos, como el último registrado entre el 2003 y el 2008.

No es hora de discutir repartiendo las culpas del pasado, sino de enfrentar entre todos la realidad. Hemos retrocedido mucho cuando nos comparamos con el resto de las naciones latinoamericanas.

No hay muchas alternativas, ya que si queremos abatir la pobreza, tenemos que expandir aceleradamente el PIB. Para ello necesitamos más inversiones productivas, no aquellas propias de los posicionamientos financieros, expansión de las exportaciones y también mejor educación con igualdad de oportunidades para todos. Pero si no reducimos el déficit fiscal, y así aumentamos el ahorro nacional, nada de esto podrá ocurrir.

La tarea que enfrentamos es grande; es hora de comenzar a dejar atrás las estériles rencillas sobre el pasado y ponernos de acuerdo sobre el porvenir.

Sin grandeza política, tanto por parte del oficialismo como de las fuerzas opositoras, que permita prestar atención al futuro, será difícil retomar el perdido sendero del crecimiento económico y social. La tarea no es fácil, pero no tenemos otra alternativa. (O) Tomado de El Clarín

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