En este año que termina, los grandes de la Tierra han quedado y están muy mal. La crisis económica dura desde 2008. La provocó el mismo sistema neoliberal que impusieron a la mayoría del planeta por querer acumular dinero y poder sin límite y sin ley. Estados Unidos está empantanado en una economía que no deja de tener pérdidas; sus grandes bancos se mantienen por los miles de millones de dólares que les regala el Estado. En Europa, la bancarrota está a la puerta de muchos países y de los mayores bancos. Distraen a sus ciudadanos con guerras en Irak, Afganistán, Libia y… ¿cuál será la próxima? Los remedios que están tomando en sus propios países es más de lo mismo: la crisis va para largo.
Hasta el momento en el sur, particularmente en América Latina, nos mantenemos y de alguna manera crecemos económicamente y socialmente. La mayoría de los gobiernos, felizmente, ha tomado distancia con los países del norte que nos imponían sus leyes y criterios mediante el Banco Mundial, el FMI (Fondo Monetario Internacional), la OMC (Organización Mundial del Comercio)… Parece que estamos optando por nosotros mismos, por “beber en nuestro propio pozo”, por reconocer las sabidurías en los pueblos indígenas. Lo proclaman nuestros gobernantes y nuestras constituciones, aunque hay mucho trecho en las palabras o los escritos y los hechos. El camino está abierto.
Se está haciendo de alguna manera la opción por los pobres, todavía en sentido paternalista. Los obispos latinoamericanos reunidos en Puebla, México, en 1979, nos invitaron a hacer nuestras las causas de los pobres. Descubrimos que esta opción no se limita a los espacios eclesiales, sino que tiene que hacerse también al nivel de organizaciones sociales y de gobiernos: “sumarse a los pequeños”.
Se trata de una conversión que los tradicionalistas religiosos no están dispuestos a hacer, que los poderosos combaten mediante sus medios privados de comunicación, que las izquierdas buscan en vano… y que los cristianos de la Iglesia de los Pobres tratamos de realizar a nuestro nivel. El apóstol Pablo escribía a los corintios: “Dios ha elegido lo que el mundo considera necio para avergonzar a los sabios, y ha tomado lo que es débil en este mundo para confundir lo que es fuerte. Dios ha elegido lo que es común y despreciado en este mundo, lo que es nada, para reducir a la nada lo que es”.
En este año 2012, sumémonos a la opción de Dios, sumémonos a las causas de los pequeños. Nos irá mucho mejor.