Con la celebración en Lima de la VI Cumbre de Jefes de Estado de Unasur, la integración regional avanza en forma decidida. Previamente los ministros de Defensa y los cancilleres, en las reuniones que precedieron a la de mandatarios, hicieron explícita la nueva visión con la que se trabaja. Es cada vez más evidente el propósito de considerar a Sudamérica la gran patria común y el entorno dentro del cual deben discutirse en un plano fraternal y constructivo los problemas que nos afectan a todos, así como aquellos que tienen que ver con alguno de sus integrantes.
La presidenta Kirchner adelantó su posición frente a lo que llama el “colonialismo judicial” que hoy se ejerce contra su país, por parte de los tenedores de los “fondos buitre” que mantienen secuestrada en Ghana la fragata Libertad. Este es un problema que puede afectar a todos y es necesaria una respuesta contundente de la región. En la IV reunión del Consejo de Defensa Suramericano, reunido en la capital peruana en días anteriores, se hizo patente la solidaridad del resto de miembros de la organización frente a ese atropello.
En el encuentro de Ministros de Defensa, se confirmó el objetivo de preservar a Sudamérica como “zona libre de conflictos entre Estados y de armas nucleares”, para lo cual se programarán proyectos y programas que fortalecerán la defensa y soberanía de la región. Expresamente se felicitó a Ecuador y Perú por haber emprendido conjuntamente en la acción de desminado de sus zonas fronterizas. Se adelantaron análisis para la formación de la Escuela Suramericana de Defensa, a fin de formar en ella a los futuros miembros de las Fuerzas Armadas -en el marco de los principios democráticos y pacíficos que animan a sus creadores-. Con estas medidas se podrá disminuir el presupuesto destinado al equipamiento bélico y favorecer la participación de las Fuerzas Armadas en acciones humanitarias y misiones de paz.
América del Sur se presenta unida frente a la crisis -con la ausencia de Paraguay, donde se dio un golpe de Estado-, a fin de trabajar por una auténtica democracia e inclusión social como meta común, a fin de conseguir la urgente eliminación de los grandes bolsones de pobreza e indigencia, incompatibles con el buen vivir que se procura lograr. El Protocolo de Paz, Seguridad y Cooperación entre los países de América del Sur será el marco para avanzar en la integración, soñada por nuestros próceres y anhelada por todos.