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El Telégrafo
Arianna Tanca Macchiavello

¿Solo un comentario?

14 de febrero de 2022

El acoso que sufrimos las mujeres es real. Las cifras muestran que esto sucede en el trabajo, en la calle, en las escuela y hasta en el entorno familiar. En el ámbito laboral, esto es peor cuando el oficio en cuestión es tradicionalmente masculino. Por ejemplo, el fútbol o la política. Sobre lo último, incluso nuestra normativa electoral ya reconoce a la violencia política de género como una infracción electoral. Nos toca reflexionar de cara al tema del periodismo deportivo. 

Es urgente que las mujeres ocupen más espacios en diferentes ámbitos desde la cultura, lo político, lo social hasta en el deporte. Para así visibilizar y contrastar narrativas arcaicas que siguen apareciendo en los medios. El mundo camina hacia la igualdad de género no por temas de “ideología” sino por la urgencia de dar una respuesta a la  realidad 

Querido lector, veamos algunas cifras del INEC:

6 de cada 10 mujeres en el Ecuador han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida. El 56% sufrió violencia psicológica. El 35% sufrió violencia física. El 32% sufrió violencia sexual. El 16% sufrió violencia patrimonial. En 2021 se registraron 186 femicidios. Una mujer muere cada 47 horas en manos de su agresor.

Me gusta la política, así que revisemos los datos:

Según el estudio “Violencia política contra las mujeres en el Ecuador” realizado por ONU Mujeres y el CNE, el 66% de mujeres en política son tratadas con desprecio y minimizadas en su cargo. El 54% son desprestigiadas con rumores en su contra. El 52% son marginadas en los procesos electorales. El 46% son agredidas verbalmente por ser mujeres. El 34% son objeto de burlas públicas. El 16% sufrió de acoso sexual. El 16% sufrió hostigamiento y vigilancia. 

Y después afirmamos que simplemente las mujeres “no quieren participar en la política”, sin antes indagar en el por qué.

Así que no. No es un simple comentario. Es un comentario en el contexto del machismo ecuatoriano donde más de la mitad de las mujeres han sufrido algún tipo de violencia de género. Si usted me lee en este momento, piense en una mujer cercana a usted. Pues, es muy probable que sea parte de las cifras. 

Dejemos de normalizar estas conductas. Es una falta de respeto y un comentario absolutamente desubicado. Las mujeres no somos trofeos, no ocupamos espacios por nuestras fachas sino por nuestras capacidades. Merecemos respeto y profesionalismo. La lucha es por esas niñas que aún no tienen voz, que no pueden escoger cómo vivir. Que solo por ser niñas son maltratadas, vejadas, abusadas. Y por todas las mujeres que no pueden hablar. Por todas las que ya no están aquí para luchar. 

Es tarea de todos y en beneficio de todos. Por las niñas de las futuras generaciones que merecen un mundo libre de violencia, de abuso, de acoso. Debemos trabajar activamente desde todos los frentes para que estas realidades dejen de serlo y que este mundo sea mejor para nuestras hijas, hijos, nietos, nietas y hasta los bisnietos.

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