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El Telégrafo

“Sol para Assange”

22 de junio de 2013

La atención pública volvió a Julian Assange al cumplirse el primer año de su asilo en la Embajada de Ecuador en Londres. Allí recibió la visita del canciller Patiño, quien posteriormente se entrevistó con el ministro Hague, a fin de buscar un acuerdo que permita la extradición del periodista, a la que Gran Bretaña se opone. Los pretextos para su posible encarcelamiento en Suecia ocultan los verdaderos motivos de la persecución de la que es objeto.

Al publicar Assange en WikiLeaks informaciones altamente comprometedoras para el Gobierno norteamericano -proporcionadas por el soldado Manning, que actualmente se enfrenta a una posible condena- evidenció desde las notas enviadas por los diplomáticos estadounidenses su continua participación en los asuntos internos de los países en los cuales ejercían sus funciones, cuyos resultados -incluyendo juicios de valor- eran comunicados periódicamente a sus superiores.

Los 250 mil cables que
Assange hizo públicos permitieron conocer crímenes y delitos disfrazados de defensa de la libertad
Tales acciones no constituyen una sorpresa, especialmente en América Latina, donde ha sido notoria la intervención de “la Embajada” y su vinculación con las altas élites domésticas. Los 250 mil cables que Assange hizo públicos permitieron conocer crímenes y delitos disfrazados de defensa de la libertad, cometidos por quienes se autodeclaran sus defensores.

Es curioso que los líderes de la prensa mundial,  que pregonan a diario su defensa irrestricta de la libertad de expresión, no hayan cerrado filas junto a alguien que recibió, entre otras, la condecoración de Amnistía Internacional por haber develado hechos siniestros ocurridos en Kenia.

Assange, cuya candidatura a Senador en Australia crece, une a su capacidad científica y periodística la voluntad indomable de clarificar  las acciones del Pentágono en diversos puntos del planeta. Posiblemente la falta de solidaridad de sus compañeros de profesión se dé por tal motivo: el australiano de 41 años se ha enfrentado al poder mundial que todos temen y al cual están ligados los propietarios de los medios de comunicación, devenidos en cofradía política que, a través de sus diarios, radios o  cadenas de TV, es parte de ese minoritario sector, que no conoce límites para imponer sus intereses.

Telesur  hizo una consulta pública acerca del tema y la más interesante respuesta decía: “Sol para Assange”, compadecida del encierro del periodista. Apoyémoslo para que venga a Ecuador, que  tiene  sus puertas  abiertas para los que defienden la libertad y donde el astro brilla  todo el año.

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