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El Telégrafo

Sobre el cambio de época

27 de marzo de 2013

Es innegable el nivel de desarrollo social alcanzado en Latinoamérica. La superación del modelo neoliberal y la institucionalización de gobiernos progresistas son sin duda la causa de lo mencionado. Sin embargo, es necesario recordar que la crisis del capitalismo requiere de procesos de cambio más estructurales y sostenibles.

Durante la historia de la humanidad, las revoluciones no lograron concretarse bajo los principios e ideales de sus gestores;  por el contrario, con el avance de los tiempos se posicionaron nuevos privilegios y sistemas de dominación. El cristianismo, como movimiento político, no marcó la ruta que siglos después lo hicieran sectores hegemónicos de la Iglesia católica, quienes se alejaron de los mensajes y acciones en favor de los sectores más pobres. En el caso de las gestas liberales, las burguesías ignoraron los principios de libertad- igualdad-fraternidad y consolidaron oligopolios que manejaron a gusto la riqueza social, en detrimento de las mayorías.

Actualmente sería injusto desconocer los alcances propuestos en la Constitución de 2008, como también el claro reconocimiento del pueblo ecuatoriano a la gestión realizada por el Gobierno de la Revolución Ciudadana a través de sendos triunfos electorales. No obstante, preocupan mensajes  que contradicen al socialismo contemporáneo y al régimen del buen vivir. Uno de estos ya fue criticado por varios sectores ante los significados machistas de una publicidad, cuando se cuestiona a una muchacha alcoholizada y vestida muy sensualmente, mientras que no se hace lo mismo con sus potenciales victimarios. Debería también reaccionarse ante los contenidos de otra publicidad, en la que un afro descendiente, con discapacidad visual, hace referencia a lo que un mochilero sostiene sobre un puente muy parecido a los existentes en Estados Unidos, como si el cambio consistiría en replicar los procesos de países imperialistas. El objetivo no radica en transformarnos en potencia capitalista.

Una preocupación parecida se produce luego de que en uno de los más recientes informes presidenciales se mencionaran conceptos como eficiencia y eficacia. Al respecto, vale puntualizar que los conceptos no son inadecuados, pero es oportuno advertir que caracterizan también la mentalidad neoliberal. Varios autores de textos de administración de empresas conciben a la eficiencia como el mejoramiento de los procesos productivos, entendidos estos como la significativa reducción de costos, por medio de la tecnificación y el despido masivo de la fuerza de trabajo. 

Los mismos autores definen a la eficacia como la capacidad de venta, camuflada en procesos de complacencia consumista a diversidad de clientes. El propósito de estos sectores es reducir al mínimo la inversión en salarios e incrementar al máximo la plusvalía y las ganancias.

La crítica expuesta no se alinea con iniciativas de oposición política al actual gobierno, pero sí con la necesidad de prevenir sobre aspectos que pueden provocar confusiones y falta de claridad sobre el proceso hacia un socialismo contemporáneo o régimen del buen vivir, donde se privilegia la satisfacción equilibrada y responsable, no la acumulación de capitales.

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