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El Telégrafo

Sitiando a Televisa

03 de agosto de 2012

La fuerte lluvia veraniega sobre el Distrito Federal no impidió a cerca de 7.000 estudiantes aposentarse en las afueras del espacio de Televisa en ciudad de México, a la vez que lo hacían también en los enclaves de ese emporio mediático ubicados en otras ciudades del país del Norte.

La protesta es porque se adscribe al enorme pulpo mediático haber sido parcial durante la campaña previa a las últimas elecciones, que dieron una discutida victoria al candidato del PRI, Peña Nieto. El resultado está impugnado ante el Tribunal Electoral, tanto por quien salió en segundo lugar -el Morena, con López Obrador como candidato- como por el PAN, que saliera tercero tras haber estado en la presidencia en los dos sexenios anteriores.

La acción mediática es solo uno de los puntos que las oposiciones califican de irregulares. Un documento del Morena, suscripto por reconocidos intelectuales, como Elena Poniatowska y Héctor Díaz-Polanco, detalla una serie amplia de anomalías, descritas minuciosamente según los diversos estados de la amplia geografía mexicana.

Ya en ocasión anterior hubo acusaciones de fraude; cuando la elección que dio por ganador a Calderón en 2006 existieron notorios problemas con el conteo de los votos. Y allí ya se advirtió en medios de difusión una campaña unilateral contra López Obrador, candidato propulsor de un cierto reformismo redistributivo.

Si bien las leyes impiden que en la campaña existan propagandas que no sean solo de partidos políticos, cámaras empresarias financiaron spots enormemente ofensivos contra López Obrador, fusionando su figura con un fondo de encapuchados que quemaban y destrozaban autos y vidrieras, al cual asociaban también -de manera groseramente intencionada- con el rostro del presidente Chávez.

Vemos en Sudamérica a los medios librar guerras contra gobiernos populares. En México se trata de una situación diferente, pero que es parte del mismo enfrentamiento: medios privados vs. políticos populares. En este caso, los estudiantes denuncian no el acoso a un gobierno de las mayorías, sino las acciones preventivas para impedir que tal gobierno pueda llegar a existir.

El grupo “Soy 132” ha ganado respeto cívico en sectores importantes de la ciudadanía mexicana. Quienes crean que sus acusaciones son infundadas, debieran mostrar genuina transparencia en el comportamiento político; la cual parece ser muy lejana a la que los grandes grupos mediáticos están acostumbrándonos en Latinoamérica, convertidos permanentemente en actores políticos tan activos como disimulados.

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