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El Telégrafo

Siria acosada por los “dueños del mundo”

24 de septiembre de 2013

La farsa ya fue montada desde tiempo atrás. Los “soldados del Ejército sirio” -que sabemos no son miembros del Ejército sirio, sino tan solo unos mercenarios extranjeros pagados por quienes creen ser los “dueños del mundo”- se encuentran ubicados en lugares estratégicos dentro o en los límites del país árabe. Las armas de las que ellos disponen son muy sofisticadas y, como todo perro de guerra invasor, cada uno se comporta de la manera más fría, sanguinaria, calculadora y cruel.

Así las cosas, una vez más el engaño está surtiendo sus efectos y mientras los acólitos del Tío Sam continúan siendo sus cómplices, el resto del mundo, en su  mayoría, cree que es real todo ese montaje. Y hasta parece que no solo la OTAN sino también la ONU se encuentran ahora formando parte de los acólitos del Gobierno de Washington. ¿Es que tal vez este será otro caso como el sucedido con Afganistán, Irak o Libia, en donde las fuerzas de EE.UU. dejaron tan solo piedra sobre piedra? Animado por la codicia que lo mueve a apropiarse del petróleo y el gas de Siria, además de su posición geopolítica, que ayudarán a  paliar en algo las necesidades de hidrocarburos de la nación norteamericana y de sus aliados, Barack Obama (¡Por Dios, todo un Premio Nobel de la Paz!), quien por muchas razones debería ser ejemplo de sensatez y de respeto a la soberanía de las naciones, no esconde su impaciencia por iniciar la guerra abierta contra Siria.  

¿Es que tal vez este será otro caso como el de Afganistán, Irak o Libia, en donde las fuerzas de EE.UU. dejaron tan solo piedra sobre piedra?Ahora, el pretexto que esgrime Estados Unidos para lanzar sobre la nación árabe todo su poder armamentista, así como el de sus aliados, le llegó a sus manos el 21 de agosto, cuando cerca de Damasco, la capital de Siria, fue lanzado gas sarín a un sector de la ciudad, provocando la muerte de cientos de personas. Los gobiernos de las naciones de Occidente acusan al régimen de Bashar al-Assad de ser el autor de tales hechos, mientras que los representantes de Rusia y China coinciden con la opinión de Damasco que asegura que el ataque con gas sarín del 21 de agosto fue obra de los mercenarios organizados, armados y pagados por Estados Unidos y sus aliados para desestabilizar el régimen de Al-Assad y de este modo facilitar el paso de EE.UU. y sus cómplices atacando a Siria.

Desde el pasado sábado, los miembros de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), con sede en la ciudad holandesa de La Haya, analiza el inventario del arsenal químico de Siria, que la nación árabe le entregó hace poco, el día anterior al fijado como el límite en el acuerdo preliminar de Rusia-Estados Unidos. Luego, Siria deberá entregar detalles a la OPAQ sobre el tipo de su armamento y de sus instalaciones en el transcurso de una semana, para posteriormente proceder a la destrucción de todas sus reservas de armas químicas, dentro del primer semestre del año 2014. ¿Y por qué a las naciones más poderosas del mundo no se las castiga de manera semejante?

Pero mientras no se conoce aún la resolución de los cuerpos colegiados internacionales ya mencionados, ¿es que tal vez EE.UU. podría atacar a Siria con la ayuda de sus aliados? Aparentemente no. Pues una carta de la ONU no permite a los países atacar a otras naciones, a no ser que sea en defensa propia, o con la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ninguno de los cuales es el caso de Siria.

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