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El Telégrafo
 Pablo Salgado, escritor y periodista

“Sin cultura no hay revolución” (2)

17 de abril de 2015

Dos conmemoraciones tendremos en estos días. Precisamente mañana, 18 de abril, se celebra el Día mundial del Patrimonio, y el próximo 23 el mundo hispano celebra el Día internacional del libro. En verdad, en el caso del Ecuador, en este año no tenemos motivos para celebrar respecto a los patrimonios y al libro y la lectura. Tenemos, más bien, motivos para reclamar y exigir.

En el caso del primero, hay que decirlo claramente: ningún gobierno invirtió tanto en nuestros patrimonios como el Gobierno del presidente Rafael Correa. A través de la creación del Ministerio Coordinador de Patrimonio y del decreto de emergencia, expedido a raíz del robo de la custodia de Riobamba, se inició un período único en la historia del país. Una ejecución que, por primera vez valoraba, en su justa dimensión, los patrimonios materiales, inmateriales y naturales del Ecuador. Pero sobre todo establecía políticas públicas para el sector patrimonial, en las que a los patrimonios ya no se los asumía únicamente  desde la mirada de la conservación y recuperación, sino también como generadores de nuevas dinámicas sociales, culturales y económicas.

Esta nueva concepción de los patrimonios permitía consolidar las identidades locales y nacionales, el sentido de pertenencia, la autoestima y, al mismo tiempo, contribuía a mejorar la calidad de vida de los ecuatorianos.
Por ello, como decía la Ministra María Fernanda Espinosa, si la creación de un ministerio de patrimonio es en sí mismo un hecho revolucionario, ¿su desaparición es un hecho anti-revolucionario? Lamentablemente, casi todos los programas y proyectos patrimoniales, uno a uno,  han ido desapareciendo, y lo que es peor, ya no existe política pública para el sector, al punto de que cada semana se destruyen centenares de casas patrimoniales a lo largo y ancho del país. Y la misma Comisión Interinstitucional casi no se ha reunido, siquiera.

El presidente Correa ha pedido que ya no se intervenga más en temas de recuperación patrimonial y que esa responsabilidad pase a los gobiernos locales y que, desde el Ministerio, solo se participe en la conservación de la red de museos. Aunque el propio Gobierno está interviniendo, a través del Miduvi, en el Centro Histórico de Quito. Triste situación, pues la mayor parte de los municipios no están capacitados para asumir esas competencias, no hay ya capacidad de control y, lo que es peor, se ha perdido el compromiso de las comunidades y municipios con sus patrimonios.     

Respecto a lo segundo, el Día del libro. No hay motivo alguno para celebrar. El Ecuador es el único país de la región que no cuenta con un Programa Nacional de Lectura, tampoco tiene un Sistema Nacional de Bibliotecas y no tiene una Ley del Libro actualizada y que responda a las necesidades del sector editorial. Tampoco hay una política pública que fomente el libro y la lectura, por lo que los índices de lectura de los ecuatorianos están entre los más bajos de la región.  

Estos son, entre otros tantos, los retos del nuevo ministro de Cultura y Patrimonio Guillaume Long. Es decir, tiene la  gran oportunidad de contribuir a la construcción de un país encaminado hacia el conocimiento y tiene la gran oportunidad de hacer posible una revolución real desde la cultura y los patrimonios. (O)

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