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El Telégrafo

Sigamos con Lenín

20 de octubre de 2012

El Premio Nobel de la Paz 2012 que se otorga en Oslo, por parte del Comité que funciona en el Parlamento de Noruega, fue asignado a la Unión Europea. Diversas reacciones se han dado alrededor del mundo. Instituido en 1901 por el industrial Alfred Nobel,  fue creado con el propósito de entregarlo “a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz”.

El francés Frederic Passy, fundador de la Unión Internacional y organizador del I Congreso Universal por la Paz, fue el primero en recibirlo en 1901. Con excepción de los años correspondientes a las guerras mundiales, lo han ganado hasta la fecha 101 personas y 21 organizaciones, entre ellas la Cruz Roja Internacional. De ese total, cinco son latinoamericanos y quince mujeres.

Los latinoamericanos son: Carlos Saavedra Lamas (1936) y Adolfo Pérez Esquivel (1980), Argentina; Alfonso García Robles (1982), México; Óscar Arias (1987) Costa Rica y Rigoberta Menchú (1992), Guatemala. Los galardonados han sido en su mayoría personas o entidades comprometidas con las causas de la paz y el humanismo. Pero entre ellos hay no pocos que podrían recibir el premio a sus acciones en pro de la guerra y el exterminio.

Un ejemplo es el presidente de Estados Unidos Teodoro Roosevelt, distinguido en 1906, quien protagonizó la guerra contra España en 1898 bajo una supuesta ayuda a la independencia de Cuba, con  la cual su país se adueñó de Filipinas, Hawái y Puerto Rico; y Henry Kissinger, cuya intervención en el derrocamiento de Allende ha sido comprobada. Hay nombres ilustres, como los de Bertha  von Sutter, Albert Schweitzer, Linus Pauling, Martin Luther King y Nelson Mandela. Pero Tolstoi y Mahatma Gandhi nunca lo recibieron.

Es evidente que el criterio del Parlamento noruego varía en función de las fuerzas políticas predominantes, que allá  son las neoliberales. Por eso se explica la entrega a la Unión Europea que -lamentablemente- participa en invasiones armadas a países lejos de su territorio y cobija a tres de las potencias que más exportan armas en el mundo.

Ecuador presentó un candidato de lujo: el vicepresidente Lenín Moreno. Su inmensa labor humanitaria es reconocida dentro y fuera de nuestras fronteras. Su perfil se ajusta exactamente al que Nobel deseaba premiar. Por eso, debemos rescatar esa presea, hasta honrarla con su entrega a Lenín. Sigamos en ese empeño.

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