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El Telégrafo

Sí a la democracia. No al golpismo

02 de octubre de 2013

El pueblo después del intento de golpe de Estado del 30-S ha celebrado el triunfo de la democracia con varios eventos, entre ellos, la I Convención y el Registro Electoral de AP, la victoria en la tercera consulta popular y el triunfo aplastante de Rafael Correa para su tercer período, así como la victoria de más de 100 asambleístas.

Con esta celebración popular contra el fascismo sigue en la agenda, como tarea principal, mejorar la organización y lograr la unidad de Alianza PAIS y su vinculación con las organizaciones populares, sustento y garantía de nuevos triunfos.

Al cumplirse el tercer año del 30-S, aún hay voceros de la oligarquía que pregonan interesada y tendenciosamente que no hubo intento de golpe de Estado. Buscan con esa conducta esconder su redoblada intención de persistir en el afán desestabilizador del Gobierno democrático que impulsa un proceso serio de reformas, con gran apoyo popular. Están al descubierto.

Es necesario reiterar en las causas reales de esa intentona antidemocrática. ¿Cuáles fueron? Detener las reformas; impedir que se profundicen y se inicien otras y liquidar la Revolución Ciudadana que apunta hacia el socialismo, objetivo de alcance internacional que concita miedo en los grupos de poder subordinados a los imperios, al poder mundial, al G-7, a las potencias colonizadoras y expoliadoras, las mismísimas que conduce la OTAN que masacró al pueblo libio, como antes lo hizo al de Irak y Afganistán, y como en todos los tiempos, a los pueblos de Asia, África y América Latina.

El cuento de desatención a la policía solo fue eso, un cuento; este Gobierno es el que mejor la ha tratado, al igual que a las FF.AA., que tienen que organizarse y capacitarse, respetando los derechos humanos, la soberanía y la democracia.

Hay que celebrar la derrota de los golpistas y el triunfo del pueblo que preservó la democracia, defendiendo  sus históricas conquistas, que deben ser consolidadas y ampliadas con su directa participación, gran tarea AP que estableció en sus principios y programa la obligación de convocar a ciudadanos y organizaciones en consecuencia con sus luchas históricas para unirse al proceso revolucionario.  

Todos a organizarse y luchar para que “nunca más” se repita el 30-S, para que sus creadores y ejecutores paguen sus culpas y “no haya impunidad”; el viejo poder corrupto, que desesperado los aúpa, “pague sus crímenes históricos, políticos y latrocinios”; para que los traidores de la izquierda, los desleales y utilitarios de siempre, sean señalados y aislados; para que se vuelva la mirada a las alianzas reales con las organizaciones sociales de Costa y Sierra y para que no solo se exalte a la juventud,  sino que se ayude a su organización.

La historia reconocerá la valentía y patriotismo de Rafael Correa, factor de la victoria.

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