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El Telégrafo

Serenidad y coherencia

28 de diciembre de 2011

Terminó el año futbolístico, se bajó el telón del Campeonato Nacional,  aún quedan algunos ecos de los festejos y lamentaciones por igual. Es hora de voltear la página y mirar hacia el futuro, para lo que viene la próxima temporada.
En pocos días más la dirigencia del fútbol ecuatoriano en pleno se reunirá en el Congreso para reformar estatutos, reglamentos y aprobar el sistema de campeonato para el 2012

Y precisamente sobre este último aspecto -el sistema del torneo- es que conviene analizar la conveniencia o no de mantener la modalidad.

Durante el año ha sido recurrente escuchar a varios dirigentes y técnicos quejarse amargamente por las 44 fechas regulares, más dos de definición del actual.

En criterio de algunos, esto es antitécnico; sin embargo, nadie o muy pocos han planteado cambiarlo por una modalidad que permita reducir el número de fechas, lo que nos lleva a pensar que la gran mayoría están de acuerdo y contentos con el actual campeonato, así que nada de quejas y lamentaciones, ni de culpar a la FEF, ya que los que deciden son los delegados de los clubes y sobre ellos recae la responsabilidad.

Otro de los aspectos que debería llevar a meditar a la dirigencia es la cantidad de jugadores extranjeros, queda claro que desde hace algún tiempo el aporte que llega desde el exterior es más cantidad que calidad.

El jugador ecuatoriano ha igualado y en muchos casos ha superado en el rendimiento a los foráneos, una actitud seria y madura debería obligar a reducir el número de elementos extranjeros y reglamentar de tal manera para que los equipos tengan un límite para cambiar los jugadores extranjeros  para la segunda etapa, ya que en la mayoría de los clubes se cambian los cuatro primeros y en realidad, entonces, el cupo es de ocho jugadores; y es entonces cuando la inversión se transforma en gasto.

La FEF reglamentó desde hace algunos años atrás que un jugador juvenil actúe al menos cuarenta y cinco minutos; la medida ha sido provechosa y los resultados están a la vista, ha aparecido un importante número de jugadores juveniles que en un futuro cercano serán las nuevas figuras de nuestro balompié.

Si se quiere legislar con coherencia y en el afán de brindar mayores oportunidades a los juveniles se debería normar para reducir el número de jugadores foráneos y frenar de alguna manera la “fiebre de nacionalizaciones”, que es otro de los temas a tomar en cuenta, y que si analizamos fríamente, podemos establecer que hay clubes que suman tres o cuatro nacionalizados, más el aporte extranjero, qué espacio queda para los juveniles. Esto me parece una clara contradicción, una burla y un despropósito total.

La afición del país estará muy pendiente sobre las medidas que adopten los “padres del fútbol” en el próximo Congreso, sobre todo para erradicar la violencia de los estadios y permitir que el espectáculo del fútbol sea una fiesta para hermanar y disfrutar en familia. Hay que gestionar de manera urgente la promulgación de la ley antiviolencia y mientras eso sucede, la Comisión Disciplinaria debería endurecer las sanciones para frenar a los violentos.

No se puede seguir con “paños tibios”, como aquello de castigar las agresiones o impactos con la prohibición de jugar en su estadio, cuando todos sabemos y es un secreto a voces que esto se maneja de tal manera que muchas veces salir de su patio es mejor negocio y más rentable.

El hincha debe saber que si genera violencia, perjudica a su club y la sanción debería ser más drástica;  habría que permitir que juegue en su estadio, pero a puertas cerradas,  sin público, solo así se podría poner un freno a la ola de violencia que crece y que al parecer no hay nadie que la detenga.

Hay muchos otros aspectos que la dirigencia del fútbol ecuatoriano debería abordar en el Congreso y lo debe hacer con valentía y frontalidad, buscando mejorar y proteger el espectáculo. No se puede ni se debe legislar buscando proteger intereses particulares; no se puede permitir espacios para la interpretación o acomodos en los reglamentos.

Hay que aplicar tal cual todo aquello que se legisla y hacerlo sin mirar el color de la camiseta o la región a la que pertenece. La ley cuando es pareja y para todos no es dura.

Nuestro fútbol ha tenido un crecimiento importante dentro y fuera de las canchas; hay que apuntalar ese desarrollo con leyes y reglamentos que lo fortalezcan. El primer partido del próximo año lo jugarán los dirigentes en el Congreso y confiamos en que el gran y único triunfador sea el balompié de nuestro país.

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