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El Telégrafo

Seguro Social Campesino y universalización de los servicios de salud

31 de agosto de 2013

El Seguro Social Campesino (SSC) se inició en 1968 en las provincias de Chimborazo, Manabí, Imbabura y Guayas (en esta con los pescadores de Palmar) por la preocupación de la migración interna desde las zonas rurales, básicamente de Loja y Manabí.

En el mismo año se creó el Ministerio de Salud Pública (MSP) que incorporaría los servicios de caridad pública de las juntas provinciales (salvo la de Beneficencia de Guayaquil). Para el año 2013 el SSC cuenta con unos 700 dispensarios rurales, mientras el MSP con unos 2.000 subcentros de salud. Los servicios del SSC están respaldados por otros del IESS para las referencias hospitalarias.

Curiosamente, cuando se trata de coordinar los servicios de salud para su universalización en un sistema consistente, particularmente para las áreas rurales, ciertos líderes se empeñan, de manera increíble, en que los afiliados se opongan a dicha coordinación. Como sucedió en la Asamblea Nacional Constituyente de 2007, hoy, con el planteamiento de una serie de falsedades como “se quiere cerrar los servicios”, “se acabarán los fondos de jubilación”, se plantea “defender nuestra institución que funciona con nuestro dinero”.

Los defensores de los servicios médicos del SSC, al oponerse al sistema universal de salud, le hacen el juego a los privatizadores de los servicios. ¿En dónde quedan, entonces, los principios de reciprocidad y solidaridad, de complementariedad y de correspondencia, propios del Sumak Kawsay?

Como el aseguramiento será pronto universal y no habrá diferencia entre afiliados y no afiliados, las instituciones están obligadas a coordinarse para evitar duplicaciones y fortalecerse mutuamente. Así sucedió en Inglaterra, Canadá, España y en muchos países que han luchado para evitar la privatización de la salud.  

La lucha por defender el derecho a los servicios del SSC, abiertos a medio tiempo, debe ser ahora una lucha generosa porque todos tengan la mejor cobertura dentro de un sistema coordinado de cobertura universal (sin contribuciones ni pago directo), con servicios a tiempo completo, con entrega de medicamentos (que ciertamente los tiene el SSC), con la mejor calidad posible y con una referencia bien estructurada cuando se requieran servicios hospitalarios de especialidad.

Vivimos un tiempo de debates. Estos sirven para clarificar posiciones, las cuales deben darse, con todos los elementos de análisis, de la manera más razonable, apropiada  y honrada.

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