Vivimos en tiempos de “crisis coyunturales y sostenidas”, en la mayoría de países del mundo; para los ecuatorianos, es un escenario permanente, al que nos hemos acostumbrado, gracias a la gestión acomodadiza de casi todos nuestros mandatarios anteriores, a la Revolución Ciudadana, que avanza, con la bendición de Dios y la gran gestión de su líder y equipo de gobierno, que ha podido cambiar la historia, para ilusionarnos con un país mejor, que ahora lo podemos apreciar, como realidad soñada, que no queremos que se interrumpa por las ambiciones y frustraciones de opositores irresponsables.
Resulta increíble apreciar la gran competitividad, replicada y liderada desde la administración central, que ahora existe entre las comunas, los gobiernos locales, regionales, que compiten entre sí, por hacer más y mejores obras públicas que benefician a la comunidad, construyendo un ambiente de prosperidad y dinamismo económico, equitativo que, sin ser perfecto, avanza con eficiencia sostenida. Apalancado en el portal de compras públicas, como mecanismo de transparencia e información, para fomentar la postulación de más ofertantes.
Este Gobierno ha pagado el alto costo político al enfrentar los problemas sociales “emblemáticos” más graves, mediante la implementación de eficientes modelos de gestión, aplicando las reestructuraciones y reingenierías, en las empresas públicas y de servicios del Estado de forma integral, en áreas como la educación básica, secundaria y universitaria, regulando el poder dominante de la UNE y las federaciones estudiantiles, que perdieron su misión y visión estratégica.
Al igual que en la salud, telefonía, electricidad, petróleo, RCIC, justicia, soberanía y liderazgo internacional. En áreas de inclusión, reinserción y asistencia a los pobres y discapacitados, ejecutando la obra más cristiana y revolucionaria llevada a cabo por gobierno alguno, que hoy es motivo de réplica y enseñanza a otras naciones.
Estamos a las puertas de un nuevo evento democrático electoral para designar a asambleístas, Presidente y Vicepresidente de la República; es evidente que estamos viviendo un buen gobierno, sin ser perfecto, es equitativo para todas las tendencias políticas. Solo nosotros decidimos, no debemos retroceder al viejo país, tenemos que avanzar, con fe en el desarrollo sostenible. Para crecer la clase media y su calidad de vida, reduciendo la miseria y pobreza, como gran indicador del bienestar.