Einstein señaló que si una persona viniera de otro planeta no tendría una idea de Dios como la tenemos los seres humanos, pero en el momento que aterrizara en una cultura y viviera en ella, lo más seguro es que adquiriría la creencia que sobre Dios tiene esa cultura.
La creencia sobre Dios que el ego, punto de vista, partido político, cultura o religión afirman es el verdadero y que los otros están equivocados ha sido y es la más negativa en la historia de la humanidad. Ha permitido por miles de años hasta el presente las invasiones, guerras, destrucciones, exterminios, etc., creyendo que los otros están equivocados.
Que son infieles, diferentes, enfermos, de otras culturas y civilizaciones inferiores y, por tanto, deben ser asesinados, eliminados, destruidos. Lamentablemente, esa visión dominadora, imperialista, patriarcal, racista, machista, todavía prevalece en la Unión Europea, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la mayoría de las potencias económicas del planeta.
Lao Tse, en el Tao te King, fue el primero que mejor explicó la realidad, de lo infinito a lo infinitesimal, del universo a las micropartículas, cuando dijo que “el camino que puede expresarse con palabras no es el verdadero camino. El nombre que puede ser nombrado no es el verdadero nombre”. Es decir, no existe algo que pueda ser explicado totalmente.
Heráclito posteriormente dijo que todo cambia: “No podemos bañarnos dos veces en el mismo río, porque al hacerlo este ya habrá cambiado”. Einstein demostró que toda explicación puede servir, pero que tiene un límite cuando señaló: “Toda explicación tiene un campo de aplicación y un límite a partir del cual deja de funcionar y es reemplazada por otra explicación, que también tiene un límite, y así sucesivamente”. La física cuántica ha demostrado las afirmaciones anteriores y aplicadas a los diversos campos del saber.
La humanización se alcanzará en el instante que aceptemos que nadie es dueño absoluto de la verdad. Que no existe persona o país que lo sepa todo, ni otro que no sepa nada. Que todas las personas y culturas tienen una parte de la verdad. Que necesitamos complementarnos con los saberes y los valores de los demás. Que debemos respetarnos mutuamente para poder vivir con dignidad. Solo ahí pasaremos de la prepotencia de creer saber y su barbarie dominadora y su reemplazo con el “Solo sé que no sé nada”, de Sócrates, y alcanzar la sabiduría y la humildad. Entonces la mayor ignorancia y explotación formarán parte de la prehistoria humana.