A fines del mes pasado, se llevó a cabo, en La Habana, la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. En homenaje a los 161 años del nacimiento del héroe nacional José Martí. Aquello constituyó un paso firme en el afán de hacer realidad el sueño de unidad de nuestros libertadores.
La más grande ilusión de Bolívar fue construir una sola nación con todos los países de la América Hispana. Y con este afán proyectó el Congreso Anfictiónico de Panamá para los días 22 de junio y 15 de julio de 1826.
Al convocarlo se inspiró en el Parlamento Anfictiónico de los antiguos griegos, quienes acostumbraban realizar asambleas de las ciudades para tratar temas generales: “Qué bello sería que el istmo de Panamá fuera para nosotros lo que el de Corinto para los griegos. Ojalá que un día tengamos la fortuna de instalar un augusto congreso”, reflexionaba el Libertador. Mas su empresa se frustró. Ya lo sabemos. Porque fue boicoteada por el Gobierno de EE.UU. La doctrina Monroe, la del dominio y el despojo, combatió la idea bolivariana de la unidad. Han transcurrido cerca de dos siglos de este suceso.
Solo la unidad en la diversidad es la única vía para concretar nuestro modelo de integración y conquistar una sociedad fraterna y justa.Y en estos días, en una sala grande y bella, en un ambiente de fraternidad, se convocaron, al margen de sus diferencias políticas e ideológicas, sin la presencia de EE.UU. y Canadá, los presidentes y jefes de los 33 países hermanos, que han comprendido la necesidad de unirse para sobrevivir.
Se ha iniciado una nueva época: la de la unidad dentro de la diversidad. ¡Maravillosa! Producto de la ola democrática que sube desde el Sur.
El tema central fue la lucha contra la desigualdad y la pobreza. Igualmente, se declaró a América Latina y el Caribe una zona de paz. Se exhortó al combate contra el neocolonialismo. Se solidarizó con nuestra campaña ‘La mano sucia de Chevron’, entre muchas resoluciones.
Como era de esperarse, la Celac rindió un sentido homenaje al expresidente venezolano Hugo Chávez, uno de sus principales artífices.
Una anécdota digna de comentar la protagonizó el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien se despojó de las solemnidades diplomáticas y salió a recorrer solo las calles de La Habana. Conversó con la gente, se cortó el cabello. En fin, se desestresó. Seguramente modificó su percepción que tenía acerca de la revolución.
Por eso fue muy gratificante que la II Cumbre se realizara en Cuba. Porque puso al descubierto qué equivocado está el imperio norteamericano al mantener el bloqueo criminal.
La II Cumbre concluyó con el traspaso de la presidencia a Costa Rica. En 2015 pasará a nuestro país. Otro de los impulsores de la integridad regional.
Hemos comenzado a crear nuestro modelo de integración. La lucha será muy dura. El imperio es poderoso y lo combatirá. Solo la unidad en la diversidad, insistimos, es la única vía para lograrlo y conquistar una sociedad fraterna y justa.